www.cubaencuentro.com Jueves, 13 de noviembre de 2003

 
   
 
San Juan: Cuba y Puerto Rico
Alas de un mismo pájaro: Similitudes notables entre puertorriqueños y cubanos.
por EMILIO ICHIKAWA MORíN
 

En estos momentos de diferencias y esperanzas, de política práctica y trascendentalista, no sabemos bien cuál es la otra ala del pájaro: ¿Cuba y Puerto Rico, o esta última isla y República Dominicana?

Escaleras
Diferencias y ¿esperanzas?

En San Juan existe ya una "pequeña Quisquella", formada por emigrantes que vienen de Dominicana a buscarse la vida. La situación legal les obliga al noctambulismo, y sólo en horas de la noche se les puede ver por algunas esquinas de la ciudad.

Existe también, como sabemos, una importante comunidad cubana, pero identificada ya, tras varias generaciones, con la población del país. No son pocos los hijos y nietos de cubanos que contestan: "Yo soy puertorriqueño, de padres y abuelos cubanos".

De cualquier manera, la similitud entre puertorriqueños y cubanos es notable. El ritmo de su música es un poco más lento, cadencioso, sin los alardes de virtuosismo que se puede escuchar en cualquier orquesta cubana. "Es más fácil de bailar", reconocería un amigo refiriéndose a la música puertorriqueña.

Las comidas son similares, aunque hay especificidades de última instancia. El mofongo y el fu-fú de plátano son distinguibles, sin duda alguna; el primero se tritura en un mortero después que la vianda está frita; el segundo, ya se sabe. Según aseguran algunos cubanos, el ajo y el toque de algún plátano maduro en el predominantemente verde (o tierno), le dan una distinción respecto a la masa puertorriqueña.

Hace una semana tocaba en El Dorado la Sonera Ponceña. Decidí ir a ver si era verdad que bailaban tan bien como los cubanos (según el Benny, los mexicanos también). Es cierto, los puertorriqueños bailan muy bien; observándolos, uno se cree que está en La Habana o Miami.

La política es diferente. En Puerto Rico, con todo y el estatuto de Estado Libre Asociado, la política interior es sumamente intensa. La prensa que la cubre, muy cuestionadora, sobre todo de los aspectos morales de los funcionarios.

Pude seguir los debates acerca de la designación de un juez, el Sr. Ferdinand Mercado. La lógica de esos debates puede ser ya escandalosa para varias generaciones de cubanos, pero al parecer la democracia implica discusiones de las más enconadas. A veces, demasiado subidas de tono para nuestra costumbre.

Algunos intelectuales aseguran que Puerto Rico ha solucionado el problema nacional al margen del problema colonial. No hay independencia política formal, es cierto, pero sí una sólida cultura nacional. Por supuesto, hay mucha gente que no piensa así, y aspira al estatuto de independencia política. Otros, en las antípodas, creen que debería convertirse en un estado más de la Unión Americana. Pero todo esto es muy complejo.

En Puerto Rico gusta mucho el béisbol, como en Cuba. También boxeo y otras prácticas que la cercanía de la cultura americana nos ha dejado. Hace varios días, cuando se jugó la Serie Mundial de Béisbol de las Grandes Ligas, se seguía tanto a los equipos como a los jugadores. Hay puertorriqueños en los Yankees de Nueva York, como Bernie Williams y Jorge Posada, y los hay en los Marlins, como el receptor Iván Rodríguez, todo un ídolo acá.

Tampoco son iguales, por ejemplo, el jíbaro boricua y el guajiro cubano. Hay en el de acá mayor sosiego, una forma más tranquila de mirar la vida. En las noches, las colinas del campo se ven iluminadas, y en la mañana, esas casitas lindas, plenas de colores, retumban de alegría.

En efecto, como dijo la poeta, Cuba y Puerto Rico deberían ser como las dos alas de un mismo pájaro.

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