www.cubaencuentro.com Viernes, 28 de noviembre de 2003

 
   
 
La Habana: Al modo de Milanés
Las críticas del cantautor sobre la falta de libertad de expresión en la Isla poco se diferencian de las expresadas por los 75 disidentes encarcelados la pasada primavera.
por IRIA GONZáLEZ-RODILES
 

Si quisiera, el régimen cubano podría aplicarle la Ley Mordaza al cantautor Pablo Milanés y acusarlo de "agente de la CIA" o "mercenario asalariado del imperialismo", dadas las últimas declaraciones del afamado artista.

Pablo querido

¿Quién lo creería a estas alturas? ¿Cuánto más perdería el gobierno de Cuba ante el mundo?

Visto sin barricadas, las críticas hechas en Colombia por Milanés sobre la falta de libertad de expresión, el miedo y "las ideas estalinistas de presiones sobre el pensamiento y la libertad" existentes en la Isla, poco se diferencian de las "dos o tres mierdas" —palabras que empleó el trovador— pronunciadas o escritas por los 75 disidentes condenados durante la pasada "primavera negra" a exorbitantes años de cárcel, sentencias que el cantautor califica de inconcebibles.

Aunque no es la primera vez que Milanés señala públicamente "los errores" del gobierno cubano, sus recientes declaraciones tampoco indican el "hasta aquí he llegado" de Saramago o el "hasta aquí llegó mi amor" de Mercedes Sosa; pero es un cierto "hasta aquí", al modo de Pablo Milanés. El suyo. Con toda la carga de nobleza que sus allegados le reconocen y que siempre distinguí durante encuentros informales y algunas entrevistas que le hice, en tiempos ya bastante lejanos.

Con una sinceridad ajena a la simulación del mundillo intelectual de la Isla y de la sociedad misma, sus palabras aún se matizan con algunos reconocimientos al régimen cubano en aspectos tan recurrentes como la salud y la educación, y con "tantas cosas bonitas aseguradas" o "dos o tres cosas" que se hacen mejores en Cuba, pero que ni él mismo alcanza a precisar.

De todas formas, Milanés ha sido oportuno en cierta medida, dado el momento crucial que delinea la extrema represión desatada en la Isla a partir de marzo pasado. Ojalá otros hicieran lo mismo.

A pesar de que este tipo de noticia se silencia en Cuba, siempre trasciende a la población de alguna u otra forma. Necesitados como están el país y el alma cubana de reacciones similares en figuras de la talla de Pablo Milanés, el rumor ha caído cual bálsamo estimulante entre los multitudinarios fans del trovador y entre mucha gente de pueblo, inconforme y desesperanzada.

Según afirma el autor de Yolanda, cuando en Cuba se ejerce el derecho a criticar "uno se siente solitario". Pero a estas alturas no sólo él goza de la amistad que le profesan las grandes figuras del arte internacional, sino también, aunque sea en silencio, de la gente humilde y anónima de su tierra natal.

Y aunque sus declaraciones no sean radicales, porque aún no ha roto ni perdido sus lazos con los pasados "días de gloria", el "querido Pablo" se torna aún más querible cuando se expresa con sinceridad, aunque no tenga permiso.

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