www.cubaencuentro.com Martes, 30 de marzo de 2004

 
   
 
Lisboa: 'No me maten, no me olviden'
El poeta Raúl Rivero cumple el primero de los veinte años a los que fue condenado sin que le hayan podido aniquilar sus deseos de vivir y la confianza en el futuro.
por MIGUEL RIVERO
 

"Después de leer tus retratos del norte de Portugal, estoy seguro que iremos allí aunque sea un fin de semana a probar la comida típica de la región. Muy bello, interesante y conmovedor lo que me cuentas de Pessoa. Siempre que puedas, háblame de él. Tuve, hace mucho tiempo, una colección de sus poemas con todos o casi todos sus heterónimos, pero lo perdí en un naufragio matrimonial".

Disidentes
Acto contra la represión, en Miami.

Es el fragmento de una carta escrita el pasado 15 de enero por el poeta y periodista Raúl Rivero, que recibí desde la cárcel de Canaleta, en la provincia de Ciego de Ávila, situada a más de 500 kilómetros de distancia de su domicilio. Allí, el régimen de Fidel Castro ha pretendido enterrarlo en vida, con una condena de 20 años de cárcel.

Se ha dedicado a escribir poemas de amor y a leer mucho. Pero, cuatro de estos poemas no pudieron salir de la cárcel, porque las autoridades consideran que no son publicables.

Me pregunto si uno de los prohibidos sería el que me refiere en su carta del 30 de octubre de 2003:

"Terminé hace poco un poema, donde apareces tú, el flaco Díaz, Pablito y yo. Nos tomamos una botella de vino en un bar, por donde pasa Pessoa, con su papelería de burócrata oscuro".

En sus cartas, Rivero trata de mantener buen estado de ánimo, pero el estado de salud del poeta preso, en condiciones infrahumanas, despierta preocupaciones. En su carta del 11 de noviembre del pasado año, me confirma que ha sufrido ya dos ataques de neuritis. Evidentemente, debido a la mala alimentación y la falta de proteínas.

Su esposa, Blanca Reyes, ya ha advertido a todos los amigos que no podremos llamarle más "el gordo Rivero". Ha perdido cerca de 30 kilos de peso. "Ha envejecido mucho, pero anímicamente está muy bien", informó Reyes a finales de enero.

Pero, después tuve noticias de que él había estado ingresado unas semanas en un hospital, o en la enfermería de la cárcel y, sintomáticamente, se ha perdido el ritmo de sus cartas, que llegaban a Lisboa una o dos cada mes…

Muy pocos días antes de ser detenido, Raúl Rivero visitó la que antes fue mi casa de La Habana y donde todavía reside mi madre, "aquella señora que me dio café y alegría" (carta del 30 de octubre).

La madre del poeta, que cumplió 84 años en diciembre, languidece y muere lentamente, sentada en un sillón. Sola, encerrada en su cuarto. El único hermano de Raúl (Humberto) reside en Toronto. Las sanciones del régimen contra los disidentes siempre se extienden a la familia. A Humberto no le autorizan ir a visitar a su madre, como tampoco permiten a Blanca Reyes que pueda visitar a un hijo que reside en Estados Unidos.

En unas declaraciones al diario español El País, la esposa del poeta resumía la situación en una frase:"Raúl Rivero está en una cárcel chiquita y yo en una grande".

Durante uno de los registros de la policía política en su casa, uno de los agentes se viró hacia la anciana madre de Rivero y le advirtió:

- Un día de estos vamos a regresar para llevárnoslo preso y no volverá a verlo más, porque lo pondremos en una cárcel distante.

Se lo llevaron preso el 20 de marzo del año pasado y cumplieron con la amenaza, con ese sadismo que caracteriza a los regímenes totalitarios. Desde que el 16 de febrero de 1999 fue aprobada la Ley 88 de Protección de la Independencia Nacional y la Economía de Cuba, más conocida como "Ley Mordaza", el poeta y fundador —en 1995— de la agencia independiente de noticias Cuba Press, sabía que podía ser condenado en cualquier momento. Por eso escribió:

"La letra de la ley sobre la protección de la independencia nacional y la economía de Cuba les permite a las autoridades de mi país condenarme por el único acto soberano que he realizado desde que tengo uso de razón: escribir sin mandato".

"El camino que inicié hace unos años con la ruptura total con los medios de prensa y cultura del gobierno me ha ido convirtiendo en un ser humano distinto, alguien que se ha liberado por cuenta propia, alguien que en un entorno amenazador y hostil pudo empezar el viaje hacia la libertad individual".

Y allí cumple, cerca de su provincia natal, veinte años de cárcel uno de los poetas más laureados en Cuba, que acaricia el proyecto de visitar el norte de Portugal y tomarse una foto en el Chiado, junto a la estatua del poeta portugués Fernando Pessoa. Una muestra de que no han podido aniquilar sus deseos de vivir y su confianza en el futuro.

La esposa sólo puede visitarle brevemente cada tres meses. En una de esas ocasiones, la policía política permitió que Raúl Rivero observara, durante cinco minutos, sus libros publicados en diferentes partes del mundo. Blanca Reyes relata que entonces le hizo un pedido: "Dile a todo el mundo que no me maten, que no me olviden".

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