www.cubaencuentro.com Martes, 30 de marzo de 2004

 
   
 
La Habana: 'Granma' en bolsa negra
por TANIA DíAZ CASTRO
 

El gobierno cubano enfrenta cada día un fenómeno social que se agrava por minuto: el envejecimiento poblacional. Para el año 2005 uno de cada cuatro cubanos pertenecerá a la tercera edad, algo que coloca al gobierno en una gran disyuntiva sin viso de solución, según funcionarios del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, quienes han expresado eufemísticamente que "Cuba no tiene una postura holgada" para asimilar este nuevo desafío.

Bastante tarde —a finales de la década de los noventa— la nomenclatura política creó un grupo de trabajo compuesto por numerosas instituciones, con el propósito de buscar una estrategia. Pero, ¿de qué estrategia se trata? ¿Qué ocurre con los ancianos de hoy?

La Habana
Cuba: ¿Esperanza de vida o vida sin esperanza?

Juan Martínez, con sus ochenta años de edad, vende a sobreprecio el Granma, órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, por lo que percibe menos de 20 pesos cubanos diarios.

Como si se dejara llevar por el viento, regresa a su pequeña casa un poco después del mediodía. Se siente como un guerrero que recuerda una y otra vez sus hazañas. Juan confiesa que vender el Granma en "bolsa negra" es casi una acción heroica.

En primer lugar, por el asedio de los inspectores. Según dice, lo han sorprendido varias veces y las multas que ha tenido que pagar por violar las normas de distribución y venta no bajan de los 500 pesos. En segundo lugar, porque para adquirir unos 15 ejemplares diarios en los estanquillos del Estado, donde la venta se realiza a una hora determinada de la mañana, debe batirse a puro berrinche con sus colegas —que no son pocos—, la mayoría de su misma edad.

Las discusiones surgen porque para comprar más de un periódico debe repetirse la cola. Así, hasta que cada cual obtiene la cantidad que necesita. Algunos ancianos se enojan tanto que los apartan del tumulto y los sientan en el quicio de una acera hasta que se reponen.

En ocasiones se escuchan comentarios de transeúntes que se ven imposibilitados de comprar un periódico: "Estos ancianos deberían de estar tranquilos en casa".

Según datos oficiales, hay en la Isla alrededor de un millón y medio de jubilados. Una gran parte de ellos no recibe más de 100 pesos mensuales —mucho menos de cinco dólares— en un país donde los precios de los alimentos en divisas superan a los de Estados Unidos, Europa y América Latina.

Juan dice que ya no puede ni con su alma. Pero su filosofía es seguir adelante. Para bromear, comenta que con el Granma sí puede, porque cada ejemplar, como sólo tiene cuatro páginas, pesa menos de 20 gramos. O sea, su carga diaria sobrepasa muy poco el tercio de kilogramo.

"Poca cosa para un hombre como yo", afirma con orgullo, acostumbrado a buscarse el sustento toda la vida. "Me resisto a ser un viejo inútil sentado en un sillón, esperando que el maná me lo pongan en las manos. Cuando me vaya de este mundo no quiero llevarme deudas con nadie. Ni siquiera con mi familia".

Sin embargo, los ojos de Juan parecen cansados, muy cansados, como si un largo tiempo recorrido los traicionara.

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