www.cubaencuentro.com Lunes, 10 de mayo de 2004

 
  Parte 2/2
 
Barcelona: Escatología
Cuba y Cataluña: Dos pueblos que comparten una obsesión por lo excremental.
por MANUEL PEREIRA
 

El Caganer es para los catalanes un poco lo que Liborio para los cubanos, aunque a mí este personaje que está siempre enseñando las nalgas me hace pensar más bien en "El Bobo" de Abela, con su cara formada por dos glúteos. Nadie sabe con certeza cuál es el origen del Caganer. Según Robert Hughes, las primeras esculturas de este muñeco datan del siglo XVI. Barcelona es una ciudad tan escatológica que el claustro de su Catedral es el único en todo el mundo donde hay dos excusados a disposición de los visitantes. No están escondidos, ni disimulados en un rincón, sino a la vista de todo el que entra en ese espacio tan sagrado, justo al lado de la fuente de San Jorge.

El bobo
El Bobo (Cuba).

Allá por el año 1958, en la Casa de los Trucos de la Habana Vieja (calle Bernaza) el artículo más vendido para gastar bromas eran unos mojones hechos de engrudo barnizado. Los habaneros de mi generación recordarán que también en la década del cincuenta en todas las bodegas se vendía un dulce alargado, semicilíndrico, ahusado y compacto al que llamaban "mojón de negro". Estaba hecho de coco rallado con azúcar prieta. También existía otra variante llamada "mojón de blanco", confeccionado con los mismos ingredientes, pero con azúcar blanca. Como es sabido, el insulto más socorrido entre cubanos es "comemierda".

Los franceses dicen mucho "¡merde!", los norteamericanos siempre tienen en la boca el "¡Shit!", pero a ningún otro pueblo en el mundo se le ocurrió otorgarle a esa expresión un sentido tan directamente gastronómico. Incluso hay eufemismos para ese invento genuinamente cubano, por ejemplo: "comegofios", "cometrapos", "comebolas", "comemocos", o simplemente "comer de lo que pica el pollo". Otras expresiones callejeras de mi infancia habanera, como "manigüiti un peo", o "la peste el último", también revelan esa complacencia escatológica tan extendida entre nosotros. El símil que nuestro humor popular encontró para burlarse de la Fuente Luminosa fue "el Bidé de Paulina".

La otra cara del tema de las suciedades es el de la higiene corporal, y ahí los cubanos también se llevan la palma. No hay cosa que nos identifique más que la pasión por las tres duchas diarias. Antes de la dolarización, los cubanos podían estarse muriendo de hambre en la Isla pero en sus cartas siempre pedían que les mandaran champú, jabones o incluso papel higiénico. "Cuando el mal es de cagar, no valen guayabas verdes" es uno de los refranes más simpáticos cubanos.

Por último, no deja de ser significativo que hacia 1994 el gobierno cubano exportara inodoros a este país para pagar su deuda con España, lo que confirma que el tan cacareado "bloqueo" también puede romperse por la vía excremental.

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