www.cubaencuentro.com Martes, 18 de mayo de 2004

 
  Parte 1/2
 
La Habana: Con la guardia en alto
por JUAN GONZáLEZ FEBLES
 

Nena convalece de sus lesiones en el hospital habanero Ramón Pando Ferrer, también conocido como Liga Contra la Ceguera. Perdió la visión total de un ojo y los especialistas luchan para que conserve la visión parcial del que le queda. Mala suerte o desenlace natural, eso no importa ya. Para su médico, Nena es un ser humano que sufre y con eso basta para que le dedique toda su atención.

Bicicleta
CDR: Nazismo tropical.

Desde 1959, Nena sirve a la revolución, en plena juventud de ambas. Desde la fundación de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) ocupó cargos ejecutivos a nivel de cuadra en esa organización. Fue promovida y distinguida en repetidas ocasiones. Trabajó en Zonas de Vigilancia y a nivel municipal y provincial. De forma regular le asignan las tareas de vigilancia, porque para eso nadie como ella.

Es una mujer sola, que no tiene marido ni falta le hace, tiene su revolución. Por su pureza ha enviado a muchos a las cárceles. En los primeros años, trágicos y turbulentos, se cuenta que por sus servicios se fusiló a más de uno. Ella no quiere hablar de eso y no está arrepentida. Todos la conocen en su barriada de Santos Suárez, en La Habana, siempre en primera línea "con Fidel".

Su último servicio a la causa fue en el desarrollo de la "Operación Coraza". En el transcurso de esta maniobra, gracias a su celo fueron desactivados —desde finales de 2002 hasta el verano de 2003— incontables fabricantes, distribuidores y vendedores clandestinos de carne de res, ron, caramelos, pizzas, queso blanco, duro frío, leche en polvo, etc. Aunque el objetivo fue la droga (no encontraron en Santos Suárez), Nena no se fue con las manos vacías. Siempre encontró "ilegalidades", que combatió en la forma que pidió y orientó su amado Comandante.

Gracias a ella decomisaron refrigeradores, cocinas de gas provistas de horno, gavetas de hielo, televisores a color, videocaseteras y otros cuerpos de delito a los enemigos de la revolución, en esta "batalla" librada en el frente interno. También recuperó para la revolución algunas viviendas que sus propietarios usaron para la "comisión de delitos", o en las que se detectaron "irregularidades" o puntos ciegos en su adquisición. Las viviendas se decomisaron a partir de la convicción de las autoridades. No fue necesario presentar pruebas u otras evidencias.

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