www.cubaencuentro.com Miércoles, 14 de julio de 2004

 
  Parte 1/2
 
Barcelona: El sabor de la Materva
¿Cómo es posible que una tienda situada al otro lado del océano esté tan surtida de todo lo que en Cuba escasea o ya no existe?
por MANUEL PEREIRA
 

Un día iba yo caminando hacia el mar por la Vía Layetana cuando de pronto me encontré con un "Colmado Afrolatinoamericano" lleno de frutas tropicales. Había pulpa de mango y de mamey congeladas, frijoles negros en conserva, anones, papayas, plátanos machos, yucas, boniatos, malangas y hasta refrescos enlatados como la Materva, que, de pequeño, era mi refresco favorito.

Materva

La Materva era una soda hecha con extracto de yerba mate. Su sabor como de sidra chispeante impregna toda la memoria palatal de mi generación. La Materva desapareció de Cuba a raíz del triunfo revolucionario y sólo vine a redescubrirla, décadas después, en Miami. En Europa nunca la había visto. Así que abrí la nevera del Colmado y me llevé todas las latas que pude. Al otro día volví y compré más latas y así hasta que vacié el refrigerador. Era mi homenaje secreto a una Habana ya extinguida. Para mí, beber ese refresco era renacer, como cuando toda la infancia del personaje de Proust emerge de una taza de té.

Desde entonces me convertí en cliente asiduo de ese Colmado tan frecuentado por dominicanos, argentinos, colombianos… gentes de por allá que han venido a vivir por acá. Allí venden latas de jugos de guayaba, de guanábana (envasados en Japón y un poco aguados) y ese dulce hecho con leche condensada calentada al baño María ("fanguito" le llamaban en Cuba) que tanto gusta en Chile y en Argentina. Y también hay pasta de guayaba colombiana envasada en cajas de tablitas claveteadas, como antes se vendían en Cuba.

Cada vez que voy a ese Colmado no puedo dejar de preguntarme por qué en Cuba desaparecieron todas estas delicias que eran de consumo eminentemente popular. ¿Cómo es posible que esta tienda situada al otro lado del océano, a tantos kilómetros de distancia del continente americano, esté tan surtida de todo lo que en Cuba escasea? ¿Qué pasó con las frutas del Caney? ¿Qué pasó con tubérculos tan humildes como la yuca? Se nos dijo durante años que la culpa era del "bloqueo imperialista". Crecimos oyendo ese embuste.

Un gabinete de curiosidades

La infinita catástrofe agrícola de nuestro país es un tema que espera la explicación minuciosa de algún erudito cuya prosa no contenga ni un ápice de sopor académico. Cada vez que voy a ese Colmado me acuerdo de las carretillas llenas de frutas y de viandas de la Habana Vieja. En particular, recuerdo a los pregoneros en el Cuchillo de Espada, que está al pie de la Loma del Ángel. Cien metros siempre abarrotados de carretillas con sus toldos de colores, como una sucesión de palios en el desfile de alguna dignidad episcopal.

Voy al Colmado de Vía Layetana no sólo a comprar, voy también a recordar, y a reflexionar en estas cosas. Entrar allí es como entrar en un museo, un gabinete de curiosidades repleto de objetos arqueológicos. A diferencia de los latinoamericanos que están allí comprando a mi lado, para mí se trata de una experiencia metafísica. Cuando ellos compran un mango, por ejemplo, eso no les provoca ningún desgarramiento, ninguna dolorosa reminiscencia.

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