www.cubaencuentro.com Miércoles, 14 de julio de 2004

 
  Parte 1/2
 
Lisboa: Carta a Raúl Rivero y a sus carceleros
'Son tantas las arbitrariedades que se cometen contra ti y los otros presos políticos, que se está escribiendo uno de los capítulos más ominosos de toda nuestra historia'.
por MIGUEL RIVERO
 

Lisboa, julio 5 de 2004

Querido Raúl,

Han dejado de llegar tus cartas. Primero, tu esposa Blanca me dijo por teléfono que estaba demorando la entrega de la correspondencia, parece que ahora han cortado esta vía. El objetivo es obvio. Hacerte creer que has quedado enterrado en vida, olvidado de tus amigos. Todo lo contrario.

Prisión

Me he dado cuenta de que al tener seis años más que tú conocí de cerca el sistema penitenciario de la dictadura de Batista. Ya no sé si escribo para ti, para el censor, o para tu carcelero Alexei, joven que parece ensañarse en tu caso, con total desconocimiento de las realidades históricas de nuestro pasado. Dudo que el tal Alexei actúe por iniciativa propia.

La dictadura de Batista fue cruel y sangrienta. Dos de mis amigos, compañeros de estudios, fueron asesinados. Otros, bárbaramente torturados. Por eso, no quiero que se entienda que estoy tratando de hacer una apología de aquella etapa.

Pero, lo cierto es que Batista nunca pudo someter completamente el sistema judicial cubano, ni tampoco el régimen en las prisiones. Una vez en las cárceles, los presos políticos eran separados de los comunes, vestían su ropa civil y se les respetaba su estatuto.

No sería ocioso que Alexei y el censor leyesen el libro La Prisión Fecunda, de nuestro amigo Mario Mencía (recordarás, trabajamos juntos en Juventud Rebelde). Fidel Castro y todos los atacantes del Cuartel Moncada estuvieron presos juntos en Isla de Pinos, recibiendo normalmente correspondencia (también censurada, es cierto), pero con derecho a recibir paquetes con golosinas. Una vez, que Batista estuvo cerca de donde ellos estaban detenidos, los asaltantes del Moncada cantaron en voz alta el Himno del 26 de julio y Fidel fue confinado a un lugar solitario.

Era un espacioso local (antes usado como enfermería), donde tenía hasta su propia cocina, para hacerse sus espaguetis. Yo visité aquel lugar. Allí tuvieron su academia. Los que tenían mayores conocimientos enseñaban a los otros. ¡Cuánta diferencia entre aquellas y estas condiciones humillantes que tratan de imponer en Canaleta! Sería bueno que el censor y Alexei se informen mejor acerca de nuestra propia historia.

El único incidente con la correspondencia de Fidel Castro, en el corto período de tiempo que estuvo preso, fue cuando el censor colocó en sobres equivocados las cartas que había escrito, el mismo día, para su esposa y su amante. Dicen que fue un acto deliberado. Nada comparable con esta medida que te aplican: cortar tu correspondencia con amigos y familiares.

Batista torturaba y asesinaba a sus oponentes. El régimen cubano actual trata de doblegar las voluntades de sus opositores. Pueden seguir vivos, pero el objetivo es convertirlos en guiñapos humanos. Conservo esperanzas de que dentro de aquel sistema carcelario de Canaleta existan guardianes con algún sentido de los valores humanos, y que eso compense algunas de las vejaciones de las cuales eres objeto.

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