Soy nacido y criado en Cuba, un país donde no hay presidente sino El Comandante; no hay gobierno sino una "revolución"; y no existe ley, sino la "innegable voluntad del pueblo de construir el Socialismo". En un medio como este, conceptos como valores familiares o Estado de derecho son cosas que uno lee en libros extranjeros o escucha acerca de ellas en emisoras de radio extranjeras: esos odiosos vehículos de la "propaganda enemiga".

La América de los sesenta: ¿La 'Yuma' soñada?

Nunca se pierde la inocencia en La Habana. O se está con la revolución, o contra ella. No puedes descubrir cosas por ti mismo porque todo ya está descubierto, formulado y clasificado previamente. Tienes, por ejemplo, a los "gusanos", esas malévolas criaturas provenientes del espacio exterior con las cuales no puedes, nunca en tu vida, entrar en contacto o, de lo contrario, podrías contaminarte con el mal del "diversionismo ideológico". Nunca debes tratar de escribirles, especialmente si son familia, porque podrían responder y, voila, te coge la fiebre. Es política por encima de familia, pero siempre existe el consuelo de ser "políticamente correcto".

En cierta forma, era verdad. Lo supe cuando comencé a escuchar El Show de la Nueva Ola en la Voz de las Américas, o la lista de los 56 mejores números de rock and roll en WQAM, allá por 1967. Fue una infección inmediata como la Neumonía Roquera y la Gripe del Boogie Woogie (The Rocking Pneumonia and the Boogie Woogie Flu, canción de rock and roll popularizada por Johnny Rivers en la década de los sesenta). Vino seguida de alucinaciones de un mítico lugar llamado "La Yuma", un verdadero paraíso para un muchacho de 13 años de edad, que sólo quería descubrir el mundo por sí mismo y no por la voluntad de ningún gobierno o ideología política. Mi hermano también se infectó, al igual que mi hermana y la mayoría de mis amigos. Así fue como comenzamos a desviarnos del sistema, hacia esa tierra de leche y miel.

Finalmente he llegado a La Yuma. Las cosas han cambiado un poco por acá, y no sólo porque yo haya envejecido (49 años, por favor no lo divulguen), sino porque para mi sorpresa, también tenemos aquí política por encima de la familia. ¿Extraño? Pregúntenle a mi hermano, quien todavía está en Cuba y se pregunta cómo es que hemos llegado a un punto en que impedir que él reciba una pastilla de jabón o un par de calzoncillos enviados por mí puede ayudar a que Castro no permanezca en el poder. Quizás porque todavía sigue infectado, no alcanza a ver la conexión mágica.

No, La Yuma ya no es lo que solía ser. WQAM es ahora una estación deportiva, y la Nueva Ola es un término usado para describir una religión. Pero más allá de la "corrección política", todavía sueño con esa tierra donde los derechos de un gobierno no puedan ser ejercidos contra los derechos individuales. Como probablemente ustedes conocen, algunas enfermedades, como la libertad, tienen la maligna característica de ser permanentes.