www.cubaencuentro.com Jueves, 21 de octubre de 2004

 
   
 
Nueva Jersey: Un McDonald en el Sahara
El miedo al terrorismo genera más votos que manidas promesas de mejorar la economía: ¿Decidirá el 11-S el futuro de Estados Unidos?
por ARMANDO LóPEZ
 

Nuestra vida se divide en antes y después del 9/11. Ya somos vulnerables. El océano Atlántico ya no es muralla infranqueable. Ya la muerte no es del otro lado del mar. Es en casa. Ya el terror a morir por un arma atómica, química, o bacteriológica, por una bomba en cualquier puerta, por un misil errático, por un fanático suicida, ese pánico a morir injustamente por el terrorismo (todas las muertes son injustas) que judíos, españoles, rusos, japoneses, franceses (y la mayor parte del mundo) conocen, ya lo padecemos los estadounidenses, y quizá más fuerte que ellos, porque somos primerizos en el terror.

G. Bush
Presidente Bush en campaña.

Nuestras familias se estrenan a tientas en el terrorismo. No entendemos por qué nos odian, por qué nos atacan. No alcanzamos a comprender por qué la democracia que propagamos (como una religión), y que creemos el mejor sistema del mundo, es una declaración de guerra a todos los fundamentalismos religiosos y políticos que se extienden en la faz de la tierra.

No entendemos que la libertad que disfrutamos, la igualdad ante la ley de mujeres y hombres, el auto en que nos movemos, la computadora en que navegamos, los 150 canales de televisión que recibimos en casa, el rock, las playas de nudismo, los filmes de Hollywood, el derecho a elegir cómo vivir, a dónde viajar, a practicar la religión que queramos (o a ser ateos), y el derecho a la libre expresión (aun la de Michael Moore), son un desafío a las conciencias medievales de cualquier fundamentalismo.

No entendemos que un Mac Donald en medio del Sahara es una declaración de guerra.

No alcanzamos a comprender que lograr el american dreamsea un insulto a la pobreza del mundo. Ni siquiera nos hemos enterado de que la mitad del planeta vive en la miseria. Sólo sabemos que estamos amenazados, que por primera vez sentimos miedo, que el mundo de la seguridad terminó para los estadounidenses, que la tecnología y las comunicaciones hicieron del planeta un pañuelo. Que unos pocos hombres, armados con cuchillos de madera, derrumbaron nuestras torres, que Goliat no es infalible.

La macroeconomía anda bien (dicen las estadísticas), pero el dinero no baja, no circula. Las fusiones empresariales están de moda. Quinientas corporaciones controlan la economía mundial, mientras miles de pequeñas empresas se van a la bancarrota. La globalización avanza. Fabricamos en la China cuanto utilizamos en nuestros hogares, nuestras cuentas se procesan en la India, y millones de mexicanos, centroamericanos y asiáticos nos invaden en busca de trabajo, mientras crece el desempleo en casa. Se disparan los precios. Pero los males de la economía no se enfatizan en la campaña republicana, y los demócratas ofrecen soluciones paternalistas, que originarían más parasitismo.

Dos cuñas de un mismo palo

¿Estados Unidos se ha polarizado políticamente? No tanto, gentlemen, no tanto. Son dos cuñas de un mismo palo. Los republicanos basan su campaña en garantizar la seguridad nacional. Los demócratas tampoco hablan de terminar la guerra, ni la catalogan de ficticia, no se atreven después del 9/11 (los pacifistas resultan anacrónicos). Sólo acusan a Bush de no saber conducirla y venden a Kerry como el comandante blindado, el héroe de Vietnam, aunque este oficial arrepentido pidiera perdón al líder comunista Ho Chi Minh por sus atropellos al pueblo vietnamita.

Tememos a los árabes, pero no podemos vivir sin su petróleo. La mayoría de nuestras ciudades no cuentan con transporte público. Rodamos insaciables SUV de ocho cilindros, y vivimos refrigerados con cientos de aparatos eléctricos para entretener la soledad.

Soga para nuestros pescuezos.

Los republicanos plantean hacer la guerra fuera de casa (nada nuevo). Pegar antes de que nos peguen. ¿Será Irán el próximo objetivo? Mientras crean un mega-aparato de seguridad para vigilar la casa por dentro (tenemos cuatro millones de musulmanes aquí). Adiós privacidad. Los demócratas hablan de ganar la guerra en consenso con otros países, de utilizar la ONU, aunque esta organización tercermundista no convenza a nadie.

Bush sube en las encuestas. El trágico atentado en Madrid (3-11), y el secuestro y muerte de cientos de niños en una escuela rusa, fortalecen su campaña. "Es un sombrío recordatorio de los extremos a los que pueden llegar los terroristas para amenazar al mundo civilizado", declaró el candidato presidente.

No se equivoquen los observadores. Los estadounidenses votarán por un Comandante en Jefe que garantice la seguridad nacional. El miedo al terrorismo genera más votos que manidas promesas de mejorar la economía. El instinto de supervivencia puede más que el bolsillo.

Las Torres Gemelas decidirán el futuro de Estados Unidos.

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