www.cubaencuentro.com Domingo, 02 de enero de 2005

 
   
 
La Habana: El velamen de la censura
por JAIRO RíOS
 

Desde inicios de la década de los años noventa del siglo pasado, el término trabajo comunitario adquirió protagonismo en Cuba. Era innegable que un concepto aparentemente nuevo trajera aparejado un modo distinto de libertad individual, extendida a la comunidad.

C. Lage
Carlos Lage: ¿la mano todopoderosa que mece la cuna?

Las cada vez más crecientes donaciones de dinero y capacitación técnico-profesional venidas del exterior ante la crisis económica, implicaban cambios en el pensamiento y la gobernabilidad pública de los barrios en la Isla. Sin embargo, la mano férrea del poder, la cortina de acero más recalcitrante y la búsqueda de un asidero a devaluadas ideas de gestión caudillista, comenzaron a empañar desde bien temprano la imagen de una gestión local autogobernada.

¿Por qué razón la camarilla castrista de la vigilancia iba a entregar en bandeja las llaves de los caudales del poder local? El hecho de que una ONG, empresario, o filántropo millonario europeo, donara miles (se conocen casos que llegaban en sus propósitos a los millones) de dólares para la construcción de comedores sociales, parques infantiles, viviendas, centros de estudios sociales y otros, no significaba que ese financiamiento iba a quedar en manos del anonimato comunitario ni que un grupo social determinado comenzara a ganar fuerzas ante el poder del Estado en una localidad, por pequeña que fuera.

En cuanto estas manifestaciones comenzaron a tener eco en la palestra pública, los ojos vigilantes del poder se involucraron más allá de lo creíble. Desde entonces a la fecha, el Ministerio para la Inversión Extranjera (MINVEC) ha puesto todas las zancadillas posibles. No olvidar que a raíz del descalabro de la primavera negra de marzo de 2003, la Unión Europea retiró la ayuda humanitaria y la colaboración en programas de impacto social con el gobierno de La Habana.

Desde sus inicios, es necesario resaltar todas las trampas (aquí la palabra traba es de lo más ingenuo que hay) a que este ministerio ha sometido tanto a los contribuyentes y donantes extranjeros, como a los beneficiarios cubanos y a la contraparte estatal.

Impuestos a las donaciones

Una explicación sencilla y sin visos de liviandad tendría como centro el hecho de que cada vez que un proyecto comunitario recibe cualquier suma de dinero del exterior, la contraparte cubana (empresa o Poder Popular) debe entregar al MINVEC la misma cantidad en moneda nacional. El hecho se traduce como la autopuñalada a buen gusto. Si es una comunidad, grupo vulnerable o empresa necesitada, por qué debe pagar una cantidad tal, que es algo más que un impuesto pues está establecido de antemano.

En relación con esas trampas del MINVEC, cuyo efecto se agudiza debido al estado tan precario de la economía nacional, valdría también preguntarse: ¿acaso no es jugoso que sean firmas comercializadoras cubanas las que vendan los insumos a los beneficiarios cubanos de los proyectos comunitarios? Tal parece que la mano de hierro para aplastar, y la blanda para recibir, que llena las maltrechas arcas de las finanzas cubanas, no pierde oportunidad a la hora de buscar el sustento del régimen.

Aun cuando sea insuficiente, un estudio del caso cubano en el trabajo comunitario deja entrever las señales del saqueo y la extorsión. Entre el embrollo de autorizos, avales bancarios y hasta coordinaciones para verificaciones por parte de las Fuerzas Armadas, el o los coordinadores de un proyecto de este tipo, prestos a recibir financiamiento, tienen que someterse al ultraje de aceptar a última hora a funcionarios del gobierno local y provincial en la lista de ejecutores, cuando han sido estos los que han puesto en práctica todo tipo de controles represivos, intolerancia en la participación ciudadana, frenos y barreras inimaginables. Si a un coordinador de proyectos se le ocurre buscar financiamiento por cuenta y riesgo, la "excomunión" socialista se le viene encima como una ola que lo desaparece.

A pesar de todo, los líderes comunitarios, mayoritariamente, no dejan de ejercer sus funciones. Después de alguna experiencia de sondeo e investigación, son capaces de pasar casi por una cámara de rayos X a la comunidad donde viven o al grupo vulnerable con el que se hayan sensibilizado. En cambio, desde el descubrimiento del problema y sus posibles vías de solución hasta la gestión financiera, va un trecho reducidísimo de tiempo, que nunca será comparable con los meses de agonía que van desde que el donante deposita la suma monetaria en manos del gobierno, hasta que las autoridades del MINVEC, la oficina y la mano todopoderosa de Carlos Lage autorizan su ubicación en un simple cheque bancario.

De esta forma, un pedagogo romántico, pero ilustradísimo de la educación popular como Paulo Freire, moriría de rabia antes que de risa al ver cómo funciona la maquinaria de poder en Cuba, empeñada siempre en la importancia del obstáculo antes que en el sacrificio de la carrera misma. Por eso los proyectos comunitarios en Cuba nacen con un enfoque de género, pero desde la perspectiva del poder. Lo que puede y no puede el empeño noble de la participación ciudadana. Un capítulo más del velamen de la censura.

EnviarImprimir
 
 
En Esta Sección
El gabinete de la doctora Molina
NéSTOR DíAZ DE VILLEGAS, Los Ángeles
Canarias: Rehenes e ilusiones
MANUEL DíAZ MARTíNEZ
México: Pena sobre pena y pena
ELISEO ALBERTO
Editoriales
Sociedad
Cultura
Internacional
Deporte
Opinión
Desde
Entrevista
Buscador
Cartas
Convocatorias
Humor
Enlaces
Prensa
Documentos De Consulta
Ediciones
 
Nosotros Contacto Derechos Subir