www.cubaencuentro.com Domingo, 02 de enero de 2005

 
   
 
El oficio de mentir
Prensa oficial cubana: ¿Cómo valorarán las generaciones del futuro la historia escrita de los últimos 45 años?
por ANA JULIA RIVERO
 

El gran circo cubano, la prensa oficialista con todos sus malabaristas, equilibristas y payasos, también tiene espacio en la Isla para danzar en su propia salsa, ajena a la objetividad y transparencia que reclaman los sucesos dentro del régimen.

Granma
'Granma': el diario de los mil elogios y batallas.

Por estos días se celebra en La Habana el VI Festival Nacional de la Prensa Escrita. Varios representantes de las publicaciones impresas asisten a la cúspide del descalabro: debates, conferencias, intercambios y hasta premios sobre cómo mentir y manipular mejor los intereses de una nación.

Casi parece una burla al respeto al ciudadano. Con toda la solemnidad que requiere el momento —altos funcionarios del partido único presiden la cita—, el gran circo arma su carpa y despliega un apretado programa para discutir temas tan sofisticados y urgentes como la "guerra mediática y digital" que libra la prensa cubana en Internet.

El hecho resulta curioso, sobre todo si tomamos en cuenta que cerca del 90 por ciento de los profesionales del sector en Cuba no tienen una computadora propia donde pudieran seguir, minuto a minuto, los constantes disparos contra un enemigo virtual menos peligroso que el que habita dentro del país.

Además, la población tampoco posee los equipos digitales necesarios, y mucho menos acceso a Internet, que le permitan saber cuántos "bombazos" contra las convulsiones de un régimen en franca decadencia emite diariamente El Nuevo Herald, la CNN o el diario español El Mundo, por sólo mencionar ejemplos aislados. Ojalá pudiera hacerlo, así sabría cuántas caras tiene la moneda.

No es casual que el VI Festival de la Prensa Escrita dedique la mayoría de sus horas a las misiones de los sitios webs de los periódicos y revistas cubanos. Ellos se han convertido en una obsesión malsana, "actualizados" constantemente con la intención de apoyar las desmesuras del sistema. La democracia de Internet les asegura espacio en sus redes y la posibilidad, no tan virtual, de llegar hasta cualquier sitio del planeta con el discurso cansado de los "grandes logros" cubanos y las grietas evidentes de todo lo que no redunde en sus intereses.

Mentir o mentir, esa es la cuestión

Por la facultad de hacer memoria tangible, la responsabilidad de la prensa escrita supera la de otros medios. Infelizmente, cuando pase la pesadilla de los cubanos, prolongada por más de 45 años, los archivos y bibliotecas tendrán muy poco para mostrar —si el pésimo papel gaceta en que se imprimen las publicaciones logra pasar la prueba del tiempo—. La verdad, dentro del país, deberá buscarse en la oralidad, en lo que clandestinamente espera poder ser revelado, en publicaciones extranjeras, en historias que parecerán irreales a futuras generaciones.

Es imposible creer, por ejemplo, que el día de la caída del Muro de Berlín, el titular y la noticia de primera página del periódico Granma hiciera referencia al sobrecumplimiento del plan de producción de plátanos burros en una zona determinada del país. Nadie creería que uno de los sucesos que más noticias ha generado en la prensa internacional en los últimos tiempos: la detención de 75 periodistas y disidentes dentro de la Isla, no haya sido tratado con detalles en publicación o emisión informativa alguna.

Dudaría, quien busque noticias, que la grandísima lucha sostenida por la liberación del poeta y periodista Raúl Rivero, encarcelado por más de 20 meses en Canaleta, en la provincia de Ciego de Ávila, y su reciente excarcelación, han sido ignorados por las páginas de todos los órganos del país. Aún más, actualmente muchos cubanos desconocen que existe un escritor nombrado Raúl Rivero, que estuvo preso injustamente, junto a otros que aún permanecen en cárceles inhumanas por escribir tan sólo la verdad.

Una investigación venidera en la prensa de hoy revelaría una serie de términos beligerantes y ridículos, puestos en función de salvar los estertores del socialismo cubano: batalla de ideas, batalla por el regreso de los cinco héroes prisioneros del imperio, batalla contra el bloqueo, batalla contra todo lo que no apoye los intereses del Estado. Así de belicosa es la vida actual.

Sin embargo, lejos de la objetividad y otros principios básicos del periodismo, el gran circo de la prensa escrita está de fiesta en uno de sus mejores chistes. Estos días de burla al reclamo constante de la verdad, sufrida más que vivida dentro de Cuba, felizmente pasarán por la memoria futura como si no hubieran existido.

Cada minuto vivido en sus plenarias, cada premio entregado a la falta de compromiso con el hecho noticioso, están construidos con el mismo material de la prensa escrita oficialista, el peor papel gaceta, que dentro de tres o cuatro meses ya estará amarillo y, en menos de cinco años, quedará deshecho entre las manos.

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