www.cubaencuentro.com Viernes, 09 de septiembre de 2005

 
  Parte 2/4
 
Colonia desbordada
Jornada Mundial de la Juventud Católica: Riesgos y esperanzas en la metrópoli alemana de la paz y el carnaval.
por JORGE A. POMAR, Colonia
 

Como toda Renania del Norte, Colonia es, por un lado, una región predominantemente católica (hoy más bien mixta, dado el auge evangélico) amante de la paz y la confraternización de los pueblos. Lo cual la convertiría en sede ideal para la Jornada de la Juventud Mundial (JMJ). Si no fuera porque la demoscopía religiosa refleja desde hace tiempo un sostenido y galopante incremento del número de feligreses que se dan de baja de sus parroquias en un país de 82,5 millones de habitantes, de los cuales ya sólo un tercio escaso (27,4) son de confesión católica. La situación en Colonia, bastión tradicional del catolicismo alemán, no es mucho mejor.

Así las cosas, lo que vale para la paz y la confraternización entre los pueblos no vale para la religiosidad, y mucho menos para la castidad. Habida cuenta de que Colonia podrá ser oficialmente durante las jornadas que restan hasta el 21 de agosto la capital mundial de la fe, pero cada año sus alegres habitantes hacen honor en diversas fechas al nombre original que le dieron sus fundadores romanos en el año 50 d.C.: Colonia Claudia Ara Agrippinensis, en honor a la disoluta Agripina, esposa de Claudio y madre de Nerón, quien, cómo no, nació en esta villa.

Me refiero en particular al Carnaval, que comienza el 11 de noviembre, undécimo mes del año, a las 11 de la noche (el once es el número de los orates), y alcanza su apogeo a principios de febrero en una semana en que Colonia entera se transmuta en una nave de los locos capaz de desquiciar al mismísimo Bosco.

Placeres mundanos

Uno de sus puntos de apogeo es la famosa Altweiberfastnacht o "Noche de las Comadres", cuando centenares de miles de mujeres, solas o acompañadas, inundan al anochecer las numerosas tabernas y cervecerías de la ciudad en busca de placeres mundanos. Por lo demás, durante los largos meses de festiva preparación y la semana de celebración del carnaval como tal, a veces me cuesta trabajo distinguir entre un auténtico monje o monja y los tantos guasones disfrazados de religiosos.

Aquí entran también la Loveparade (Parada del Amor), que viene a ser algo así como la contrapartida hedonista de la JMJ y de esos pacatos Festivales Mundiales de la Juventud y los Estudiantes resucitados en Caracas por el chavismo (bajo cuerda también se convierten en orgías, por saberlo yo, que guardo gratísimos recuerdos del de La Habana en 1978), y el Christopher Street Day colonense, el más concurrido de Europa. A este otro carnaval, propiamente homófilo, acudieron el pasado domingo 3 de julio, provenientes de toda Europa, cientos de miles de homosexuales, travestís, bisexuales, transexuales, sadomasos y gente clasificable en cuantas denominaciones existen en materia de transgresión sexual.

Unos 32.000 gays, travestís y lesbianas (el plato fuerte de las películas televisivas de soft porno nocturno de viernes a domingo suele ser un subido número de "tortilla" con hembras despampanantes, amén de que hay aquí tantas tiendas pornográficas como en Ámsterdam) que desfilaron en cueros o casi, con extravagantes y psicodélicos disfraces, o no, ante la mirada de 600.000 espectadores en un domingo de delirio.

Con todo, que nadie se llame a engaño. Acá el relajo es con orden: ni picadores de tetas y nalgas con navajas envueltas en celofán, ni aseres que le arreen a uno un gaznatón por pisarle el pie o vacilarle la jeva, ni rascabuchadores no solicitados, ni rebatiñas en el quiosco de cerveza o despotismo policial. Con sus manos y sus menos, estas y otras muchas (en Colonia hay recholatas masivas prácticamente todos los fines de semana) son alegres fiestas populares a las que se puede llevar a los niños con más tranquilidad que al carnaval de La Habana o Santiago. Así es también en la JMJ.

1. Inicio
2. Como toda...
3. Desde las carrozas...
4. Por lo pronto...
   
 
EnviarImprimir
 
 
En Esta Sección
La Habana: Un monumento al periodismo independiente
IVáN GARCíA
La Habana: Crónica de un verano más
MIRIAM LEIVA
La bendición de los fariseos
JOSé H. FERNáNDEZ, La Habana
Editoriales
Sociedad
Cultura
Internacional
Deporte
Opinión
Desde
Entrevista
Buscador
Cartas
Convocatorias
Humor
Enlaces
Prensa
Documentos De Consulta
Ediciones
 
Nosotros Contacto Derechos Subir