www.cubaencuentro.com Viernes, 18 de julio de 2003

 
  Parte 3/10
 
No hay Patria sin virtud
Carta Pastoral del Eminentísimo Señor Cardenal Jaime Ortega Alamino, Arzobispo de La Habana, en el 150 aniversario de la muerte del Padre Félix Varela.
(05 marzo 2003)
 

A los cinco años de la visita del Papa Juan Pablo II

11. Este año se cumplen cinco años de la visita pastoral del Papa Juan Pablo II a Cuba. El quiso venir a nosotros como "mensajero de la verdad y la esperanza" y sus palabras resonaron con fuerza en nuestros corazones. Sin embargo, tenemos tendencia a olvidar la verdad que "nos hace libres"11, al decir de Jesús en el Evangelio, pero que resulta comprometedora. La esperanza es una virtud, es una especial fortaleza de espíritu ante el futuro, que nace de la confianza en Dios. Debemos pedirla a Dios en la oración y cultivarla cada día. Sino, retorna la desesperanza, el cansancio, la monotonía. Con mirada cansada y sin aliento de vida no se puede contemplar el mundo, un mundo lleno de retos, vacío a menudo de valores. El Papa se dirigió en Cuba a los jóvenes y a las familias y nos habló a todos del bien de la Patria. Con desesperanza no puede la juventud forjar su futuro, ni se puede pensar cómo hacer que reine en la familia cubana armonía y estabilidad. Tampoco podemos con desesperanza mirar a Cuba, la Cuba de hoy y la de mañana, que todos, pero especialmente las nuevas generaciones, tienen que construir.

Empezar a pensar

12. Para llegar a esta edificación de la Patria, en la cual todos debemos participar, es necesario seguir el consejo de Varela: "primero empezar a pensar". Este no es únicamente quehacer de pensadores, de intelectuales, de políticos, sino de todos los que hemos nacido en esta tierra y la llevamos en el corazón.

13. Existen, evidentemente, buenos escritores y poetas cubanos que pueden abrir brechas en este campo, pero si nos detenemos en el lenguaje a veces intencionalmente críptico de sus poemas, de sus novelas, de sus escritos, hay grandes zonas de frustración, de vacío, de reclamos sordos, que difícilmente llegan a esbozar senderos de futuro. Sucede algo parecido en nuestro cine, aún en los lances cómicos de muchos filmes parece latir la queja, o se descubre un envío a algo más serio que se quiere decir. Son así también las canciones de no pocos trovadores jóvenes o no tan jóvenes. La extraordinaria creatividad del cubano aparece contenida y brotando a un tiempo por todos los poros del cuerpo social, tratando ciertamente de pensar en cubano. Algunos lo logran en cuanto a la forma: el lenguaje es nuestro, los temas son nuestros, pero habitualmente quedan más bien en la memoria de aquellos que reciben esos mensajes, preguntas, sugerencias veladas, y casi siempre una admiración hacia quienes, a partir de su arte, encontraron un modo de decir que permite a muchos cubanos reconocerse en personajes, situaciones o lances y hallar en ellos una especial y secreta solidaridad.

Este modo de hacer es válido, constituye una aproximación a la realidad como diagnóstico. Varela supo pensar así también, pero llegaba más lejos, miraba hacia el futuro de la Patria y trataba de preparar caminos, al modo de Juan el Bautista.

La Misión Profética de la Iglesia

14. Esta es también tarea de la Iglesia. Aún cuando nos parece que no somos escuchados, cuando la realidad parece ser ignorada, no sólo hay que evidenciar lo que aparentemente se olvida o desconoce, sino preparar además caminos de futuro en las mentes y los corazones de nuestros hermanos, también si, como el Bautista, tenemos la impresión de clamar en el desierto. Eso es lo que intentó el Padre Varela. Esa es siempre, en palabras del santo sacerdote, la misión de la Iglesia: "El bien de los pueblos ha sido siempre el objeto de la Iglesia, no sólo en lo espiritual sino también en lo temporal en cuanto dice relación a la paz y mutua caridad, en una palabra, a la vida eterna que es la única felicidad"12.

1. Inicio
2. La virtud...
3. A los cinco años...
4. Independencia de...
5. La familia...
6. El derecho...
7. Que la mujer...
8. La solución...
9. La esperanza...
10. Conclusión...
   
 
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