www.cubaencuentro.com Jueves, 13 de noviembre de 2003

 
  Parte 1/10
 
No hay Patria sin virtud
Carta Pastoral del Eminentísimo Señor Cardenal Jaime Ortega Alamino, Arzobispo de La Habana, en el 150 aniversario de la muerte del Padre Félix Varela.
(05 marzo 2003)
 

A los sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, fieles cristianos de la Arquidiócesis de La Habana y a todos los cubanos de buena voluntad.

Queridos hermanos:

En el aniversario 150 de la muerte del Siervo de Dios Félix Varela quiero dirigirles una carta pastoral que, al ser acogida por ustedes, sirva de homenaje al cubano que, según el decir de su discípulo José de la Luz y Caballero "nos enseñó primero a pensar"1, o si desean seguir la intencionada inspiración del recordado Arzobispo de La Habana, Monseñor Evelio Díaz, pueden también decir que fue: "el primero que nos enseñó a pensar en cubano".

El legado del Padre Varela: Dios ante todo

1. De hecho el pensamiento de Varela se volcó sobre Cuba, su Patria amada, y sobre el futuro de esta tierra a la que brindó verdadera devoción. Fue el Padre Varela hombre fundante, junto con otros de la estirpe del colegio-seminario San Carlos y San Ambrosio. Sacerdote preclaro, de vida santa, no veía ningún modo de abordar el mundo y el quehacer de los hombres en él, que no incluyera una postura ética ante la realidad y no concebía otro fundamento para la ética sino la fe religiosa, asumida personalmente y respetada socialmente.

"No hay duda —decía Varela— que las instituciones políticas y las leyes civiles sirven de protección y de estímulo, pero no bastan para consolidar los pueblos...2 el freno santo de la religión es el único que puede subyugar las pasiones humanas"3.

"¡Qué feliz sería la sociedad, si poniendo freno a las pasiones y obedeciendo a una ley divina, se guiasen los hombres por los sentimientos de justicia y de amor mutuo!"4.

2. El pensamiento del Padre Varela sobre Cuba, los cubanos y la fe religiosa se halla resumido en la más conocida de sus citas: "no hay Patria sin virtud, ni virtud con impiedad"5. Es bueno destacar aquí que la palabra impiedad, en su acepción original de la lengua castellana, significa actitud displicente, irreverente o descreída hacia Dios y la religión. Por eso muchos, queriendo con justeza hacer comprensible el pensamiento de Varela a nuestros contemporáneos, formulan la afirmación del sabio presbítero de este modo: "no hay Patria sin virtud, ni virtud sin religión". No sería tampoco atrevido decir: "...ni virtud sin fe ni amor a Dios". El Padre Varela considera la fe en Dios como piedra angular del edificio social, su ausencia en el corazón del hombre acarrea muchos males. Así lo expresa él mismo: "Sólo hallándose el hombre privado de todo temor de Dios, puede despreciar su ley divina, desatender los dictámenes de la conciencia y arrojarse como un tigre sobre sus semejantes para devorarlos"6. Aquí hace referencia Varela, sin mencionarla, a la impiedad en su acepción más común, como comportamiento personalmente malo y duro hacia el prójimo, que él considera que tiene su origen en la falta de fe en Dios.

La Patria

3. Pensar primero, pensar en cubano, pensar a Cuba, es el testimonio histórico de Varela que las generaciones actuales no deben pasar por alto. El hombre de pensamiento que es el Padre Varela, merece el homenaje que le brindamos en la hora presente si ejercitamos nuestra facultad de ver la realidad según su metodología, que va más allá del frío análisis, para ensanchar la mirada con la fuerza del amor. "El amor es quien ve"7, diría más tarde Martí y Varela había descrito de este modo la Patria que él soñaba: "No hay sociedad perfecta sin amor perfecto"8. Así se inclinó sobre su Patria cubana el Padre Varela: pensando en ella con amor.

4. Es derecho y deber de todo cubano contemplar a su Patria con amor, pensarla con criterios éticos que tengan como marco iluminador la mirada amorosa de Dios sobre el mundo, que incluye a Cuba y su historia. Si nos decidimos a asumir nuestro papel de cubanos pensantes es bueno recordar a nuestros hermanos que al pensar rectamente según la ética propuesta por el Padre Varela, sustentada en la verdad, quedamos comprometidos a dejar la mediocridad y el adocenamiento y a practicar la virtud.

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