"El Estado socialista de los modelos europeos del Este, no sólo fue un aparato centralizado de poder burocrático, en manos de una élite de funcionarios profesionalizados, sino además un Estado con una incapacidad absoluta para reajustes funcionales internos, para reacondicionamientos en pos de adecuaciones a nuevos estados sociales y políticos. En ese sentido, las experiencias son muchísimas y todas amargas. En especial considero importante el hecho de que aquellos Estados nunca supieron vertebrar las esenciales libertades individuales, las aspiraciones subjetivas de la ciudadanía y engarzarlas coherentemente con un proyecto social absorbente...

"Al confundir el socialismo en Europa del Este, el sistema político con su dirección y con el Estado y hasta con el gobierno, cualquier discusión, incluso en el plano de las creencias religiosas, devenía una disensión medular con respecto a todo el sistema. Y los ciudadanos sintieron, sin duda, que casi siempre les habían conculcado sus sueños, sus legítimas aspiraciones de intervenir, de disentir en algo, de proponer, de predicar creencias religiosas incluso nobles y llenas de altruismo, de enfrentar lo que consideraban mal hecho o que podía ser hecho de mejor manera. El sistema, enfermo de paranoia política, se sintió siempre atacado hasta por la existencia de algunas corrientes literarias o de las artes plásticas o incluso por modas, sin dejar casi espacios auténticos a la sociedad civil.

"Lo que en cualquier organismo político normal hubiera sido un simple catarro, en el absorbente y totalizado sistema político del llamado socialismo real, devenía enfermedad de la mayor gravedad.

"Como resultado de todo ello, se fue produciendo un divorcio creciente entre la dirección política y estatal y las grandes masas. No hubo ya verdadera participación, sino cuanto más acción de movilización formal, en ocasiones conducida bajo presiones de todo tipo; y esa enajenación burocrática se engendró y desarrolló no sólo en la maquinaria estatal, sino también, y más triste aún, dentro del mismo Partido". [11]

En qué medida las palabras de este conocido profesor universitario cubano reflejan nuestra propia realidad, es algo que dejamos a la consideración del lector. Para Todos Unidos, la conclusión a sacar de todo esto es que lo más importante es la voluntad política… y a dónde se va cuando esta no existe. Hay otros ejemplos a estudiar también: ahí están China y Vietnam.

Con Él empezamos y con Él queremos terminar: "Yo vigilaré y salvaré", dijo. Que así sea.

"Al país, lo del país, y nada menos de lo que necesita el país. Las llagas no se curan con linaza. La palabra no es para encubrir la verdad, sino para decirla…

"El que por miedo a la verdad y al necesario sacrificio, contribuya a sostener, contra su propia opinión, la esperanza hueca de un país de sangre viva y ociosa, y de necesidades impacientes, en una política sin pan ni porvenir, en una política sin seguridad y sin honor, en una política de quiebros y bofetadas, ese es culpable de veras porque es desleal. Es desleal a su patria en la hora decisiva. Las oportunidades pasan para los pueblos, como para los hombres... Es lícito suponer que en nuestra tierra son más los ciegos que los desleales… ¿Qué decimos? ¿Habrá de veras en la tierra de nuestras entrañas algún desleal?".
José Martí [12]

Todos Unidos
Ciudad de La Habana, Febrero del año 2004.

Citas

[1] José Martí, Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Tomo III, página 166.

[2] José Martí, Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Tomo III, página 25.

[3] José Martí, Obras Escogidas en Tres Tomos, Tomo III, página 17, Editora Política, La Habana, 1981.

[4] José Martí, Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Tomo IV, página 248.

[5] Ignacio Agramonte, Sobre las libertades individuales. Discurso pronunciado en febrero de 1866 ante el Rector y el Claustro de la Universidad de La Habana. Patria y Mujer (Cuadernos de Cultura, serie 5, número 5; Dirección de Cultura, Ministerio de Educación, La Habana, 1942).

[6] José Martí, Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Tomo XII, página 378.

[7] Ignacio Agramonte (ver nota 5).

[8] Ignacio Agramonte (ver nota 5).

[9] Carlos Manuel de Céspedes. Carta del Presidente de la República de Cuba en Armas enviada al ciudadano Morales Lemus, Ministro Plenipotenciario de dicha República en Estados Unidos, fechada en Guáimaro en 15 de abril de 1869 y publicada en el diario La revolución, New York, 29 de mayo de 1869.

[10] Stranitzi Istorii, S. N. Sirov, Moscú, Editorial Idioma Ruso (en ruso en el original).

[11] Julio Fernández Bulté. Teoría del Estado, Editorial Félix Varela, La Habana, 2002, páginas 174, 175, 179 y 181.

[12] José Martí, Ciegos y Desleales. Obras Escogidas en Tres Tomos, Tomo III, página 182. Editora Política, La Habana, 1981.