www.cubaencuentro.com Viernes, 09 de septiembre de 2005

 
  Parte 3/6
 
Consenso Progresista: Un proyecto independiente para el siglo XXI cubano
 

¿Cuál es esta doble amenaza? Por un lado, la del mesianismo democrático del gobierno de los Estados Unidos, que se ha autoimpuesto la ilegítima e indignante tarea, para los que estamos comprometidos con la soberanía nacional, de liberar a los cubanos. Por otro lado, la amenaza del mesianismo revolucionario, más fundamental, política e históricamente decisiva, que destruye, al menos por ocho razones esenciales, nuestra seguridad, autoestima e identidad nacionales:

La creciente dependencia de las remesas familiares provenientes del exterior, fundamentalmente de los Estados Unidos, ata nuestra economía a los vaivenes de la norteamericana y a las decisiones políticas del gobierno de ese país; las compras sucesivas a los Estados Unidos coloca nuestra seguridad alimentaria en las manos de los granjeros norteamericanos; la incapacidad para crear condiciones positivas y estables para los ciudadanos dentro de Cuba, que estimula la emigración hacia Estados Unidos, pone a muchos compatriotas frente al conflicto de soberanías y lealtades resultado del actual diferendo entre ambos Estados, a la vez que debilita a nuestra sociedad y compromete a mediano y largo plazos el libre ejercicio de nuestra determinación y soberanía como país; la vinculación del "éxito" individual a las oportunidades que los Estados Unidos ofrecen al cubano que emigra es una tentación que elimina las referencias a un proyecto colectivo de nación y la confianza en Cuba como hogar político, económico y social habitable; la mirada primaria del mundo y de todo lo que en él sucede a través del prisma de los Estados Unidos, hacen de ese país el filtro contaminante de nuestras relaciones internacionales; la negativa a dejar atrás el capitalismo de Estado y a reconocer los derechos económicos de los cubanos penaliza y reprime la experiencia empresarial y la autodeterminación económica de los ciudadanos ejercidas por doquier; destruye, además, cualquier intento de estrategia económica seria y hace de la economía y sociedad cubanas unos satélites fuera de todas las órbitas de interacción mundiales, lo que nos sitúa en la categoría de las sociedades voluntariamente depauperadas; la represión de toda discusión seria sobre qué país tenemos y qué país queremos enquista el cinismo en las elites, no toma en cuenta el debate que existe en ciertos sectores de la sociedad civil, suspende el presente en la incertidumbre y la provisionalidad e impide mirar con serenidad y amplitud al futuro y, finalmente, la penalización y castigo de la opinión diferente atenta contra el ejercicio de los derechos humanos entendidos como convivencia pública y respetuosa de la pluralidad y diversidad política y cultural. En esta perspectiva nuestro país desaparece por goteo, represión, desencanto, fatiga y agonía. Un peligro de seguridad nacional difícilmente enmascarable en la política de Estados Unidos hacia Cuba.

El Método

Para enfrentar este desafío no podemos seguir tras la búsqueda de soluciones rápidas e inmediatas a las crisis, alimentada por la idea de que nuestro actual régimen de vida no duraría mucho y por las creencias, dentro de una minoría creciente, de que la potencia y la ayuda estadounidenses son condiciones necesarias, suficientes y deseables para salir de esta crisis y de que la contradicción fundamental que enfrenta al gobierno cubano con el pueblo se puede resolver sin considerar el peso y papel de otros conflictos.

Pensamos que desactivar nuestro complicado conflicto interno es sólo posible con gradualidad y mediante un diálogo de concesiones mutuas, consensos básicos y garantías generales entre todas las partes, en una dirección claramente democratizadora, para poder lograr una transición pacífica. No un diálogo excluyente que desaloje del poder a unos para alojar a otros, sino un diálogo inclusivo que abra el hogar nacional a todos.

Pensamos asimismo que una transición pacífica en Cuba requiere asumir la independencia y soberanía de Cuba y los cubanos: Una y otra cosa no pueden ser eludidas si queremos democratizar al país con seriedad, realismo y responsabilidad.

La Plataforma Común (3) concebida, discutida y redactada en 1999, es el proyecto que mejor capta el espíritu, la naturaleza y los rumbos de una propuesta de transición que exprese y plantee las complejidades y alternativas de cambio para una situación tan difícil como la cubana.

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3. ¿Cuál es...?
4. Pero otra idea...
5. Si incorporamos...
6. Finalmente el...
   
 
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