www.cubaencuentro.com Viernes, 28 de octubre de 2005

 
  Parte 8/10
 
No hay Patria sin virtud
Carta Pastoral del Eminentísimo Señor Cardenal Jaime Ortega Alamino, Arzobispo de La Habana, en el 150 aniversario de la muerte del Padre Félix Varela.
(05 marzo 2003)
 

La solución más frecuente: irse de Cuba

39. La falta de confianza de muchos en una posibilidad de mayor holgura económica sin sobresaltos y angustias los lleva a emigrar del país por cualquier vía. Hoy se da cada vez más el caso de un miembro de la familia que emigra para ayudar a sostener a los que deja atrás, sin mencionar los matrimonios, divorcios, búsquedas de ciudadanía extranjera, invitaciones a viajar que no tienen retorno, etc., como vías para irse de Cuba. La familia cubana se halla duramente afectada por una emigración de contornos dramáticos que incluye el riesgo de lanzarse al mar de cualquier modo para llegar a los Estados Unidos. Es necesario que el cubano viva en un clima de confianza que le permita pensar en un proyecto posible de vida personal y familiar y no pierda la esperanza de poder alcanzar con serenidad un futuro mejor en su propia patria. La desesperanza es hoy la primera causa de emigración. La familia cubana está gravemente dañada por el fraccionamiento que ella produce y la emigración es también causa de sufrimientos para quienes la eligen o se ven forzados a ella. Comprendo y comparto esta Cruz de tantos cubanos de aquí y de otras partes del mundo.

40. No podemos olvidar que el Padre Varela conoció en sí mismo la dureza del exilio, sufrida hoy en mayor o menor grado por un buen número de cubanos que viven fuera de su país. La Iglesia Católica en Cuba, pasando por encima de opciones políticas y aún de enfrentamientos dolorosos, no cesa de recordar la unidad en el amor que debe reinar entre todos los que somos hijos de esta tierra y para ello acude siempre a la oración confiada a la Virgen de la Caridad, Nuestra Madre, pidiéndole a ella nos alcance del Señor el don de la fraternidad entre los cubanos, que debe pasar, cuando sea necesario, por un serio empeño de reconciliación.

Amor misericordioso

41. Es propio del cristianismo una mirada misericordiosa sobre el conglomerado humano y sobre cada hombre y cada mujer. Jesucristo, de cara a aquellos que lo seguían en gran número, exclamó: "Siento pena de esta multitud porque andan como ovejas que no tienen pastor"19. No sólo debe ser la mirada del Pastor y Obispo la que se fije con misericordia en la multitud, también la de los gobernantes. Es hora ya de pasar del Estado justiciero, que exige sacrificios y ajusta cuentas, al Estado misericordioso, dispuesto primero a tender una mano compasiva antes que a ejercer controles y sancionar la infracción. No me refiero aquí a la necesaria acción contra la delincuencia homicida, el tráfico de drogas y todo cuanto corrompe o dañe al prójimo, sino a una consideración del poder que dé espacio al amor y esto aún frente a grandes males sociales; pues "no hace bien el que señala el daño y arde en ansias generosas de ponerle remedio, sino el que enseña remedio blando al daño"20. Ese remedio blando es la misericordia.

42. Es verdad que utilizo un lenguaje no frecuente dentro de los sistemas económicos y políticos vigentes. Es el de la doctrina social de la Iglesia. No parecía ser tampoco un lenguaje adecuado el de Varela, sacerdote, ni aún el de Martí, político, con respecto a las ideas comunes de su tiempo; pero hay en ambos patriotas el eco de las palabras de Jesús, que invitan siempre al amor y a la comprensión, las mismas que escuchamos con admiración y no hemos puesto en práctica. De ahí viene la crisis actual de la civilización occidental. En ella sistemas materialistas antagónicos se han disputado la hegemonía, porque gobernantes y gobernados no han tenido en cuenta la Carta Magna del Reino de Dios promulgada por Jesús en el Sermón de la Montaña. Allí se establece que del espíritu del hombre dependen su felicidad y la marcha del mundo, no de la economía, no de las hazañas militares, no de la producción de bienes materiales. El influjo saludable del Sermón de la Montaña se halla vivo en Varela y también en Martí. Ellos no fueron materialistas, sino hombres de espíritu.

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3. A los cinco años...
4. Independencia de...
5. La familia...
6. El derecho...
7. Que la mujer...
8. La solución...
9. La esperanza...
10. Conclusión...
   
 
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