www.cubaencuentro.com Viernes, 18 de julio de 2003

 
  Parte 1/17
 
Financiación, totalitarismo y democracia
(20 junio 2003)
 

Un ejercicio de infamia

Es una práctica habitual del gobierno cubano rehuir el debate ideológico con sus críticos y opositores, sustituyéndolo por la deslegitimación.

En el primer número de Encuentro publicamos una declaración de principios que se ha cumplido estrictamente hasta hoy:

Encuentro 1
Primer número de Encuentro; verano de 1996. Una cultura diversa, contemporánea e internacional como una de las primeras esperanzas de la nación.

"La revista Encuentro tendrá como objetivo primordial el constituirse en un espacio abierto al examen de la realidad nacional. En nuestras páginas hallarán cabida tanto contribuciones de cubanos que viven en la Isla como de aquellos que residen en otros países, y también, desde luego, reflexiones de intelectuales extranjeros sobre nuestro país y su circunstancia. Pretendemos contribuir así a que nuestra cultura aparezca en su diversidad, en su vocación contemporánea e internacional, como una de las principales esperanzas de la nación". (Presentación, p. 3)

Razón por la que Encuentro, en virtud de su proyección democrática y su vocación de estimular la libre confrontación de ideas, ha suscitado, desde entonces, la hostilidad de ese gobierno: desde la coacción a los escritores de la isla (y a muchos del exilio) para que no colaboren con ella, hasta la realización de campañas difamatorias contra quienes la hacemos. Llegando al extremo de abrir un portal en Internet para, según sus propias declaraciones, concentrar en él sus ataques a Encuentro y al diario digital Encuentro en la red.

Es también práctica habitual del gobierno cubano, para descalificar a personas o instituciones que se le oponen, etiquetarlas como "anexionistas", colaboradores de la CIA y vendidas a Washington. Fiel a su costumbre, pretende desacreditar nuestras publicaciones propalando el infundio de que ambas están financiadas y mediatizadas por la CIA, para lo cual utiliza su burocracia cultural y la prensa cautiva de que dispone, encargada de manipular y ocultar datos. Aunque sabe que "Encuentro de la Cultura Cubana no representa ni está vinculada en modo alguno a ningún partido u organización política de Cuba o del exilio" y que "estará abierta a puntos de vista contradictorios e incluso opuestos, dará acogida y aún estimulará las polémicas, prefigurando así la sociedad plural que deseamos para nuestro país" (Encuentro, No. 1 p. 3).

No le ha bastado reiterar sus acusaciones desde el portal de marras. Sus ataques han saltado a las páginas de Granma y a las mesas redondas televisivas en las que diariamente se pretende "orientar" a la opinión pública del país, ya que si no se le dieran las noticias debidamente predigeridas e interpretadas, podría descarriarse o "confundirse" como tantos "amigos lejanos". Se impone, pues, poner las cosas en su sitio. Y eso significa responder a varias preguntas:

Ya que La Habana se refiere con insistencia a la financiación como mecanismo de servidumbre, ¿cómo funciona el mecenazgo en sociedades democráticas, y cómo opera en los regímenes totalitarios?

¿En qué consistió la guerra fría cultural patrocinada por la CIA, que La Habana insiste en prorrogar hasta nuestros días, atribuyendo a Encuentro un carácter instrumental? ¿Hubo una guerra equivalente patrocinada por los soviéticos? ¿Participó Cuba en esa guerra?

¿Hubo alguna posibilidad para los intelectuales de uno u otro bando, de desertar de esa contienda, o al menos abstenerse? ¿A qué precio?

¿Cuáles son las fuentes de financiación de Encuentro desde su surgimiento hasta hoy?

¿Existe aunque sea la más mínima prueba de que Encuentro esté o haya estado alguna vez financiada por la CIA?

¿Han condicionado alguna vez nuestros patrocinadores la agenda de la revista, o puede demostrarse documentalmente su absoluta y total independencia editorial, no sólo de gobiernos, sino de partidos e instituciones políticas de cualquier signo?

¿Cuáles son las verdaderas razones del odio visceral del gobierno de Cuba a Encuentro de la cultura cubana?

Mecenazgo en democracia

Andrew Carnegie
Magnate del acero Andrew Carnegie. La obligación de compartir la riqueza individual para el bien de la humanidad.

Tanto la noción de filantropía como las actividades filantrópicas han formado parte del tejido social de Occidente desde sus orígenes. El mecenazgo propició el Renacimiento italiano, el despegue de las ciencias y la Ilustración, por citar apenas unos casos.

De estos antecedentes parten las ideas de responsabilidad social del individuo, del valor de la ayuda mutua, y del voluntariado, para desembocar en el concepto moderno de filantropía, expresado en 1889 por el magnate del acero Andrew Carnegie, como la obligación de compartir la riqueza individual para el bien de la humanidad. Siguiendo sus pasos, John Rockefeller, Margaret Olivia Sage y posteriormente Henry Ford, entre otros, organizaron su actividad filantrópica adoptando una estructura similar a la de las grandes corporaciones, gracias a las cuales habían hecho sus fortunas: sociedades anónimas manejadas por expertos administradores de donativos. Sus fundaciones financian, sobre todo, arte, educación, medicina e investigación científica: las universidades de investigación, las escuelas de medicina profesionales, los museos y las bibliotecas públicas son cuatro de las instituciones estadounidenses más exitosas creadas y/o financiadas por las fundaciones privadas.

Partes 1 a 10
Partes 11 a 17
   
 
EnviarImprimir
 
 
En Esta Sección
Un año sin Jesús Díaz
(02 mayo 2003)
Represión contra la oposición interna
(21 marzo 2003)
No a Sadam, no a la Guerra
(24 febrero 2003)
Nuevo formato de Encuentro en la Red
(27 enero 2003)
Editoriales
Sociedad
Cultura
Internacional
Deporte
Opinión
Desde
Entrevista
Buscador
Cartas
Convocatorias
Humor
Enlaces
Prensa
Documentos De Consulta
Ediciones
 
Nosotros Contacto Derechos Subir