www.cubaencuentro.com Viernes, 18 de julio de 2003

 
  Parte 2/17
 
Financiación, totalitarismo y democracia
(20 junio 2003)
 

Es obvio que la exención de impuestos constituye uno de los principales incentivos para la creación de estas instituciones. Sin embargo, no hay que olvidar la religiosidad de la sociedad norteamericana, su tradición de participación ciudadana y su convencimiento de que existe un pluralismo de soluciones para cualquier problema.

La gran mayoría de las fundaciones privadas han sido constituidas por donaciones individuales o familiares: fue el caso de las Rockefeller, Kellogg, Ford, MacArthur, y más recientemente de la Bill y Melinda Gates, de la Turner o de la Soros, entre las más conocidas. No reciben donaciones ni del gobierno ni del público en general, y pagan un pequeño impuesto sobre sus donativos. Para mantener su estatus "no lucrativo", además de no lucrar, las fundaciones privadas están obligadas a gastar anualmente como mínimo un 5 por ciento del valor de mercado de sus activos, constituidos en su gran mayoría por acciones y bonos que negocian en los mercados de valores. Gracias al boom financiero en los Estados Unidos, en los últimos años las fundaciones privadas se multiplicaron, y en 2001 desembolsaron US$12,300,000,000 en donativos, destinados a las más disímiles acciones dentro y fuera de Estados Unidos.

Rockefeller
Febrero de 2001. Banquero Rockefeller (centro) en La Habana. $ 100.000 para proyectos en Cuba.

Durante muchos años las causas financiadas por las grandes fundaciones privadas fueron la expansión del estado benefactor, el movimiento a favor de los derechos civiles, las acciones preferenciales dirigidas a las minorías raciales y étnicas, el movimiento feminista, etc., hasta el desarme, la solución pacífica de las controversias y el control de la natalidad en los países pobres. En los años 70, el movimiento conservador estableció sus propias fundaciones tales como la Heritage, la Cato o la Olin, mucho más politizadas, decididas a promover valores conservadores.

Un esquema semejante funciona en el resto del mundo occidental aunque, por razones de volumen económico y por no estar tan perfeccionado el sistema de exenciones fiscales, el monto de las operaciones filantrópicas privadas en Europa es considerablemente menor. En los países que forman parte de la Unión Europea, los sistemas de mecenazgo no se basan tanto en la iniciativa privada, como en la gestión estatal. Esas ayudas son administradas por entidades públicas, en la mayoría de los casos gestionadas por agencias adscritas a los ministerios de asuntos exteriores, que las conceden a proyectos de desarrollo, formación, gobernabilidad, difusión cultural, etc. Por ejemplo, el gobierno español, uno de nuestros patrocinadores y quien dio el impulso inicial a la revista Encuentro, financió y organizó, en el marco de los Programas Educativos de las Cumbres Iberoamericanas, los de alfabetización de adultos en El Salvador y República Dominicana. En el caso de El Salvador, el programa se realizó inmediatamente después de la devastadora guerra civil y tuvo entre sus objetivos contribuir a un clima de reconciliación nacional que ayudara a paliar los efectos del conflicto.

La cooperación estatal europea es especialmente significativa en el terreno artístico e intelectual: formación, producción cinematográfica y edición de libros. A ello hay que añadir un entramado formado por gobiernos provinciales y municipales que contribuyen, desde sus posibilidades, a esta labor de mecenazgo. Quizás no está de más aclarar que los beneficiarios de estas ayudas no tienen que mostrar simpatía hacia el gobierno que las otorga y que sus opiniones políticas en la mayoría de los casos ni siquiera son conocidas por sus patrocinadores.

Un vistazo al sistema de cooperación que ponen en práctica las fundaciones públicas y privadas en sociedades democráticas, demuestra que éstas suelen ejercer un mecenazgo atento al interés del destinatario, más que a una presunta "coincidencia ideológica". Muchas de ellas llevan a cabo programas de ayuda en países que son sus antípodas ideológicos (Cuba, China o Vietnam, por ejemplo). E incluso contravienen diametralmente la política exterior de sus países de origen, como es el caso de las fundaciones norteamericanas que abogan por la derogación del embargo a Cuba, sin ser molestadas, en un ejercicio de independencia inconcebible para las reglas del juego totalitarias. Bastan algunos ejemplos más para demostrarlo. (Ver Anexo, al final de este artículo, sobre iniciativas patrocinadas por las principales fundaciones norteamericanas y europeas). La información se encuentra disponible en Internet para todo aquel que desee corroborarlo. Una de las tantas razones por las que Internet es sumamente peligrosa para las autoridades cubanas.

El mecenazgo único: financiación y totalitarismo

Si una sociedad democrática es, por definición, plural, admitiendo grados de libertad que permiten, incluso, navegar contra la corriente de la política oficial; un estado totalitario sólo admite la circulación en un sentido. Toda infracción de la norma de tránsito, es penada. La explicación es muy sencilla: sólo el estado dispone de los medios, y los pone invariablemente a su servicio, erigiéndose en mecenas único.

En los estados totalitarios, se condiciona la subvención a la utilidad política o, cuando menos, a la neutralidad de los proyectos. En ellas sí se hace efectivo el axioma de que quien paga, manda. Un estado totalitario no sólo evita subvencionar cualquier proyecto que vaya contra su monopolio del poder y del pensamiento único, sino que prohíbe, siempre que le sea posible, fuentes alternativas de financiamiento. Penaliza también la producción y distribución en su territorio de medios de prensa alternativos, no sujetos a su control, aún cuando estos consigan sus propias fuentes de financiación. La transgresión de esta norma está recogida en el Código Penal cubano. Y más aún: elabora su propio Index de libros, periódicos, revistas, canciones y artistas prohibidos.

Partes 1 a 10
Partes 11 a 17
   
 
RegresarEnviarImprimir
 
 
En Esta Sección
Un año sin Jesús Díaz
(02 mayo 2003)
Represión contra la oposición interna
(21 marzo 2003)
No a Sadam, no a la Guerra
(24 febrero 2003)
Nuevo formato de Encuentro en la Red
(27 enero 2003)
Editoriales
Sociedad
Cultura
Internacional
Deporte
Opinión
Desde
Entrevista
Buscador
Cartas
Convocatorias
Humor
Enlaces
Prensa
Documentos De Consulta
Ediciones
 
Nosotros Contacto Derechos Subir