Hay gente allí que se complace. Por ejemplo, el oficial que dirigió la operación en el caso mío, no el investigador, sino el otro, Roldán, que parecía como el capitán. Aquel Roldán se daba golpes de pecho diciendo: "Yo he sido el oficial que ha dirigido el proceso contra algunos de los que han venido infiltrados aquí. La Seguridad del Estado me ha dado a mí la responsabilidad de ser el que lidie con un montón de gente que se ha infiltrado aquí, y con alzados. Yo he mandado para el otro mundo". Me di cuenta de que lo decía con un orgullo, un fiel ejecutor de la política esa draconiana del régimen, y es que si no fueran útiles al régimen no los mantendrían allí, no llegarían a coroneles. Hacían méritos siendo perversos, siendo dóciles a los designios del propio Fidel y de su hermano Raúl, que también es un sujeto terrible.

Tengo que decir que quisiera ver colgado a Castro de una de las farolas del Morro, y a otros más, porque hay algunos grandes verdugos. Por ejemplo, esa gente que estuvo en el caso del remolcador 13 de Marzo, que se prestó para mandar al fondo del mar a una carga humana en la que había niños, pobre gente que iba huyendo hacia la libertad, y los que derribaron las cuatro avionetas de Hermanos al Rescate.

¿Qué le diría a los disidentes actualmente en prisión?

Espero que no tengan que pasar muchos años. Confío en que estamos llegando al final de la tragedia cubana, con la ayuda de Fidel Castro. Creo que la gente que está presa está pagando su cuota, está escribiendo historia, está demostrando que los valores morales en Cuba siguen en pie a pesar de estas noches terribles y ultrajantes que vive el pueblo. Hay mucho terror en Cuba, pero mientras Castro esté en el poder tengo que aspirar a que algún día haya un maleconazo nacional y el país entero se revuelva y le diga no a la tiranía.

Mi mensaje a toda esa gente que está presa y a los luchadores que están en la calle, a Gustavo Arcos, Vladimiro Roca —hablar de nombres a veces hace que uno se equivoque o jerarquice—, Martha Beatriz, Oscar Elías Biscet, Héctor Palacios y a tanta gente valiosísima que está ahí, incluyendo a quienes se han identificado como miembros del CID, es que vivo con la esperanza de que se mantengan firmes, sobre todo la gente que está en la calle.

¿Cómo imagina el futuro cubano?

Tengo fe en el futuro de Cuba, incluso en participar en la reconstrucción de la nación cubana. Tenemos que volver a fundar la República y espero verme en las calles de Cuba, recorriendo el país de un extremo a otro. Una de las cosas que intentaré hacer es ayudar a mucha gente a través de la televisión, a través de un libro que estoy escribiendo, para que la gente vaya al rescate de su identidad. Hay millones de compatriotas que han crecido y se han formado en esa sociedad, el régimen les robó la identidad porque son deshonestos y simuladores. Pero esa gente se va a dar cuenta.

Lo he dicho para Cuba, a través de Radio Martí —tenemos un programa que se llama "Hacia la nueva República"—: Con toda la gente que me acompañe pretendo fundar un partido político. El partido se fundará ya, con esta base doctrinal de independencia y soberanía, democracia pluripartidista, economía de libre mercado, justicia social y derechos humanos, integración latinoamericana y continental. Se oirán las voces de todo el que quiera compartir con nosotros. El compromiso es una democracia con justicia social, y que no vuelva a haber dictadura, ni caciquismo.

Hasta donde podamos tenemos que darle vigencia a la idea de Martí: "Yo quiero que la ley primera de nuestra República sea el culto a la dignidad plena del hombre". Eso es precisamente una república con libertad, lo que Juárez definiera como "el respeto al derecho ajeno es la paz".

Hace unos años había gente en Miami que me pedía la cabeza, pero ahora tengo buenas relaciones con los diferentes grupos, y voy a tener relaciones con los grupos de Cuba. Y el que no las quiera tener conmigo, pues lo respetaré.