www.cubaencuentro.com Viernes, 18 de julio de 2003

 
  Parte 2/2
 
Rafael Rojas: 'Somos hijos de la Revolución y del Exilio'
El codirector de 'Encuentro' conversa sobre la revista a propósito de su presentación en la Feria de Guadalajara.
por MIGUEL COSSíO RODRíGUEZ, México D. F.
 

Dice también Abel Prieto que el "clima político que existe entre los intelectuales y artistas cubanos está en las bases de la política cultural de Cuba". En su imaginario, el Estado "nunca puede jugar el papel de vulgar censor, expurgando, extirpando esto, lo otro..." ¿Habla de una pluralidad inexistente? ¿Cómo la entienden y, sobre todo, cómo la practican ustedes en Encuentro de la Cultura Cubana?

No, habla de una pluralidad real, cada vez más visible dentro y fuera de la Isla. En nuestro caso, la concepción plural que ha caracterizado a Encuentro proviene de la certeza de que los límites culturales de una nación moderna no pueden ser trazados a partir de criterios de lealtad política a un régimen. En este sentido, nuestra propuesta se ubica en las antípodas de la máxima fidelista "dentro de la Revolución todo, contra la Revolución nada", la cual excluye del espacio nacional a los "contrarrevolucionarios", es decir, a los opositores. La ausencia de derechos elementales para la disidencia y el exilio dentro de Cuba es el reflejo político de esa idea autoritaria de la cultura. En siete años hemos podido defender esa noción democrática de la identidad nacional porque trascendimos la bipolaridad entre la cultura "revolucionaria" y la cultura "contrarrevolucionaria". Para nosotros simplemente existe una cultura cubana, buena o mala, donde quiera que se produzca. Por eso no sentimos ningún escrúpulo de asumirnos como herederos de la Revolución y del Exilio, de publicaciones como Lunes o Mariel.

¿Cuándo y por qué nació la revista?

Encuentro fue fundada en 1995, en Madrid, por el cineasta y narrador cubano Jesús Díaz, quien falleció el pasado 2 de mayo en el exilio. En 7 años hemos publicado 25 números, en los cuales se han abordado los más diversos temas de la cultura y la sociedad contemporánea cubanas desde un criterio muy amplio, que incluye a la Isla y la diáspora como lugares de producción cultural: ecología, arquitectura, poesía, narrativa, artes plásticas, crítica literaria, historia, sociología y, por supuesto, política. Frente a la nueva difusión de un intelectual apolítico, dedicado únicamente a las "bellas letras", por parte de un Gobierno que no hace mucho defendía con vehemencia el rol del intelectual comprometido, nuestra revista ha abierto un espacio plural, donde caben la literatura más refinada y el análisis sereno de la política.

Entonces, para ustedes Encuentro no quiere decir coincidencia...

Más bien, para nosotros coincidencia no significa unanimidad. Desde un principio nos propusimos seguir fielmente la recomendación del gran poeta Gastón Baquero, veterano del exilio, de concebir la cultura nacional como un lugar de encuentro. Siempre entendimos esta sugerencia como la creación de un espacio para la coexistencia de las más diversas percepciones de nuestra cultura, sin que ningún discurso tuviera que disolverse o anularse en favor de otro. Por eso nos cuidamos de conservar una red de colaboradores bien repartida entre la Isla y la diáspora, y de rendir tributo a los grandes creadores cubanos, vivan donde vivan y piensen como piensen. Así, realizamos homenajes a Fina García Marruz, César López y Antón Arrufat, quienes residen en la Isla, y a Antonio Benítez Rojo, Lorenzo García Vega y Nicolás Quintana, que viven en el exilio. En próximos números tenemos previsto homenajear a importantes personalidades de la cultura cubana como el dramaturgo Abelardo Estorino, que vive en La Habana, y el gran músico contemporáneo Aurelio de la Vega, quien reside, desde 1959, en Los Ángeles.

¿Cuánto pesa la ausencia de Jesús Díaz? ¿Hacia dónde va Encuentro sin él?

El legado que dejó Jesús Díaz a la cultura cubana del siglo XXI es invaluable. Además de tantas películas y libros entrañables, como Lejanía o Alicia en el pueblo de las maravillas, Las palabras perdidas o Las cuatro fugas de Manuel, Jesús nos legó el ejemplo de un intelectual público, convencido de que la vida cultural de un país se enriquece con empresas colectivas e independientes, como fueron El Caimán Barbudo y Pensamiento Crítico, y como es hoy Encuentro. Es inevitable, sin embargo, que la ausencia de una personalidad tan intensa y especial como la de Jesús transforme la revista. En los próximos años nuestros lectores, en la Isla y la diáspora, notarán cambios y continuidades. Algunos cambios, como la introducción creciente de temas y debates latinoamericanos, fueron previstos por él; otros, como el mayor espacio para el periodismo de investigación o la profesionalización de nuestras secciones, han sido demandas de la actual redacción.

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