www.cubaencuentro.com Viernes, 18 de julio de 2003

 
  Parte 1/3
 
Oswaldo Payá: El Proyecto ya no es proyecto, sino campaña liberadora
El Premio Sajarov 2002 y principal promotor del Proyecto Varela responde a las preguntas de 'Encuentro en la Red'.
 

Candidato por la Asociación People in Need al Premio Nobel de la Paz 2003, Oswaldo Payá Sardiñas acaba de recibir el Premio Sajarov 2002 de manos del Parlamento Europeo. El galardón distingue a aquellas personas que sobresalen en la lucha por el respeto a los derechos humanos y los valores democráticos y, concretamente, da un espaldarazo a la oposición interna cubana, que en los últimos cinco años ha alcanzado niveles de protagonismo incontestables.
Payá
Oswaldo Payá: 'El Proyecto ya no es proyecto, sino campaña liberadora'.
El líder del disidente Movimiento Cristiano Liberación y principal promotor del Proyecto Varela, estima que este Premio Sajarov no obedece a que Europa quiera promover los cambios en la Isla: "Existe porque hay un movimiento de muchos años dentro de Cuba, que ha abierto un camino por el que ya se está transitando, y dentro de ese camino el Proyecto Varela no ha sido más que un punto de convergencia para lograr metas reales, bien definidas, que dejen a los cubanos en condiciones de realizar su proyecto de nación. Por lo tanto, este es un premio para todo el pueblo cubano. Únicamente así lo recibo".

Sistemáticamente, el régimen de La Habana se ha dedicado a silenciar, desacreditar y descabezar los movimientos disidentes dentro de Isla. ¿Cuáles son los métodos de represión más utilizados?

Sobre la represión a la disidencia se conoce mucho y la mayoría de las publicaciones libres que se ocupan de Cuba han reflejado esta dura realidad durante años. Pero no basta con describir los hechos represivos, es necesario situarlos en el contexto del totalitarismo; se trata de un régimen que controla todos los trabajos, escuelas, actividades sociales y casi todas las instituciones, menos las iglesias. Que decide si una persona viaja, si tiene teléfono, si trabaja, si estudia. No hay apelación ni instrumentos de defensa que funcionen: más que una serie de limitaciones, es todo un ambiente que incluye la vigilancia permanente, el acoso, la exclusión. Así vive un disidente. Además de la pobreza material, soporta la difamación y el desprecio no sólo del régimen, sino de personas que desconocen su realidad o tienen miedo. Inclusive, sufre el menosprecio de algunos que, dentro y especialmente fuera de Cuba, desde una posición que pretende ser más intelectual y siempre más cómoda, se sitúan por encima de la disidencia, la ignoran o la minimizan, la silencian o desvirtúan en sus publicaciones, y emplean su espacio para destacarse a sí mismos y a sus propios juicios en posturas petulantes, asolidarias. En esto se unen al régimen, descalificando a la disidencia interna como un importantísimo factor de cambio y como la vanguardia que ha defendido los derechos de todos los cubanos con gran sacrificio y humildad. Gracias a Dios, el apoyo y la solidaridad de la diáspora cubana siempre han estado presentes y ahora van convergiendo.

¿Por qué cree que el Gobierno no le ha expulsado de su centro laboral siendo usted un reconocido opositor?

Debe preguntárselo al Gobierno. Yo trabajo y siempre he trabajado, desde hace casi 20 años, como ingeniero de electromedicina. Amo mi trabajo y tengo una relación fraternal con mis compañeros. Me vigila la Seguridad del Estado todo el tiempo, controla mi tiempo, visita mi trabajo, a veces de forma ridícula me persigue en autos y va hasta a las salas de terapia que atiendo. Han expulsado a casi todos mis compañeros y familiares. Yo trabajo porque es mi derecho y creo que mi obligación, y cuando no pueda hacerlo porque me expulsen, dedicaré todo el tiempo a mi labor opositora.

Usted se ha referido en varias ocasiones a las dificultades que entrañó la recolección de las firmas que avalarían el Proyecto Varela ante la Asamblea Nacional. ¿Cuáles fueron los principales argumentos de los ciudadanos que se negaron a firmar la iniciativa?

La mayoría de los ciudadanos que conocen el Proyecto Varela lo tratan con respeto y simpatía, y expresan su apoyo moral. Nosotros no juzgamos ni caracterizamos a las personas que no lo firman. Respetamos, ante todo, la libertad de conciencia, la libertad interior de cada persona. A nadie pedimos explicación de por qué no lo firma.

En términos generales, no hay un no definitivo. Hay todavía miedo, falta de confianza y desconcierto ante lo nuevo. Pero la respuesta entre aquellos a los que hemos propuesto el Proyecto es positiva, las personas van pasando su propio proceso de liberación personal; en todos no es igual y nosotros lo respetamos. Hay una vanguardia social que es la que firma el Proyecto ahora, todavía no hemos podido llegar a todos. En poco tiempo la participación será a escala de sociedad.

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