www.cubaencuentro.com Viernes, 18 de julio de 2003

 
  Parte 2/4
 
Toco lo que siento y punto
Para Omar Sosa, uno de los más interesantes pianistas cubanos, 'el arte tiene que seguir siendo contestatario'.
por DENNYS MATOS, Madrid
 

¿Cómo fue tu experiencia en Angola?

Sí, yo estuve tocándole a las tropas, conocí la guerra y sé las ganas que tiene la guerra, y no se la deseo a nadie. La viví en Nicaragua, en Etiopía y en Angola, por eso no puedo apoyar ningún sistema. Ni el de Cuba ni el de aquí. Ninguno. Después de ver a un niño en Nicaragua tomando agua sucia del charco que acababa de revolver el camión donde iba, te das cuenta de que por muy mal que en un momento lleguemos a pasarla aquí, estamos de lujo. Cuando tú vas a África y ves lo que está pasando, te preguntas qué coño está pasando en este mundo. Y los americanos queriendo meter bombas, y Aznar diciendo: metamos las bombas. Estamos perdiendo nuestra esencia humana.

¿No eres muy dado a interpretar el repertorio de otros autores?

No, yo no, para eso están ellos. He tocado temas de otros autores, sobre todo cuando toqué en bares y garitos, porque generalmente eso es lo que te piden. Pero cuando tienes algo que decir y es un mensaje que está llegando, alguien, unos espíritus, unos ancestros o unos muertos, te están diciendo hazlo, y es por aquí, no trates de esquivar. Soy percusionista que toca piano, no tengo una formación clásica en el piano, entonces la manera en que veo el piano es como un instrumento de percusión. Eso tú lo ves, no hay que machacarse el coco, quizás por eso esté un poco separado del grupo. El grupo tiene una influencia marcada que se remonta a los clásicos nuestros, del mismo modo que la tengo yo, pero la asumo desde el punto de vista espiritual. Asumo a Lilí Martínez con su fuerza, con su mundo religioso abakuá, porque a través del piano él necesitaba decir lo que los tambores abakuá, los tambores yuca, querían decir. Esa es la base de la improvisación de la música cubana.

¿Te preocupa el mensaje de fusionar la herencia musical afro que existe en Cuba y en otros países?

Es muy simple, no son países cualesquiera, no son otros países. Son hijos de una misma madre, que están en diferentes partes del mundo y que no tienen la posibilidad económica de comprarse un ticket para ir a mamá África y sentarse con ella a la mesa y escuchar todo lo que ella quiere decir. En Cuba existe mucha vitalidad en nuestras tradiciones negras, pero si vamos a Cuba y hablamos de África, lo primero que te dicen es que está muy bien lo de la cultura afro, pero si hablas de un africano te dicen: "no hombre no, un africano aquí, no cojas lucha con eso". En Cuba no se habla de África, sólo se habla de ella en el concepto religioso de nuestras tradiciones. Lo tenemos tan acentuado que al ir uno a Nigeria, te dicen vaya a Cuba si usted quiere estudiar los batá tradicionales, porque el habernos cerrado, primero con el bloqueo religioso y luego con el otro bloqueo, hizo que uno la conservara para sí como una fuerza vital. Cuando sale de Cuba todo el mundo trata de sacar sus tradiciones para poder vivir con ellas afuera, pero al llegar a estos países te das cuenta que el mundo es más que Cuba, que el mundo es más que Brasil. Yo me considero un cubano de raíz, no quiero ir a vivir a Cuba, no me interesa vivir allí, y voy a Cuba a cargar mi fuerza espiritual, porque ahí está una parte de mi mundo ancestral. Ahí están mis mayores, mi religión, mi madre y mis muertos. Al abrirte al mundo te das cuenta que todo es lo mismo, que el mundo de mis muertos es el mundo cósmico, digamos, para los occidentales. Que el creador supremo para los budas puede ser Alá para los musulmanes.

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