www.cubaencuentro.com Viernes, 18 de julio de 2003

 
  Parte 4/5
 
Un presente lleno de urgencias: Al habla con María Elena Cruz Varela
'Con 75 disidentes cumpliendo largas condenas, con tres fusilamientos, el miedo ya no me vale', afirma la autora de 'Dios en las cárceles cubanas'.
 

¿Disfruta escuchando las canciones de Silvio Rodríguez?

Me gustaría mucho más no tener cargo de conciencia al oírlas. Pero voy a seguir oyendo sus canciones, porque no le pertenecen ni siquiera a él mismo. Ni él me las puede quitar. Ahora, lo haría con mucha más tranquilidad si supiera que por lo menos ha abierto los ojos.

Actitudes como estas sí son deplorables, porque ellos, los de adentro, sí saben. Ya lo hicieron en el 91, cuando nos podía costar también la pena de muerte a nosotros, cuando nos acusaban también de agentes de la CIA. Es la misma historia, y no aprenden nada.

Antes me callaba y decía "no, ya les llegará el momento". Pero cómo vamos a sancionar o a cuestionar la validez de Saramago, que ni va a ganar otro premio Nobel por decir que ya no sigue apoyando a Fidel Castro ni le van a quitar el premio Nobel que ha ganado. No puedo de ninguna manera decir: "Ah, pero fue ahora que te diste cuenta". No, lo hiciste en el momento que tú creíste, y vale. Hay quien no lo hace nunca.

Si los de mi país, los que sí están viendo y viviendo, no son capaces siquiera de cuestionar el hecho de que uno de sus amigos ha sido encarcelado —porque la mayoría de estos señores son o fueron, por lo menos, amigos de Raúl Rivero—, imagínate. Siempre cabe la posibilidad de decir no. Ni siquiera "yo te apoyo y estoy contigo, Raúl", sino "yo no estoy de acuerdo con hacer esto que tú me estás pidiendo, yo no voy a firmar ninguna carta, ni ningún comunicado, ni nada".

¿Ni siquiera los disculpa el miedo?

No. ¿Quién ha dicho que yo no he tenido y tengo miedo? ¿O que Raúl Rivero no ha tenido miedo? ¿Que cualquiera de las decenas de condenados no ha tenido miedo? ¿Qué los diferencia? No, a mí el miedo no me vale. Con 75 disidentes cumpliendo largas condenas, con tres fusilamientos, el miedo ya no me vale. Ahí hay oportunismo, doble moral. Yo, como escritora, mucho más allá de las fronteras de una isla, del Caribe, digo que los intelectuales cubanos que permanecen dentro de la Isla y han firmado, fundamentalmente los que han firmado esa abominación, me avergüenzan. Me avergüenzan no solamente como "intelectual", sino como ser humano, de verdad.

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