¿Cuáles serían las propuestas de una izquierda democrática cubana?

Establecimiento de la economía de mercado con medidas que protejan a la sociedad del mercado. Los socialdemócratas conocemos esto bajo el lema de "Economía de mercado, sí. Sociedad de mercado, no". Un Estado fuerte y flexible que no sólo garantice las reglas del juego democrático sino que potencie una redistribución permanente tanto de las riquezas como de las oportunidades. Democracia y democratización de la democracia; esto quiere decir tanto la democracia de los límites y separaciones de poder como la democracia de las personas. Éstas participando en las definiciones de lo que va regir sus destinos. Se trata de abrir la alta política al ciudadano común. De convertir los instrumentos internacionales en materia de derechos humanos, así como los nacionales que los cubanos nos podamos dar en la base legislativa y constitucional del país. De esta manera debería existir no sólo un Tribunal Supremo que vele por la constitucionalidad de las leyes, sino un Tribunal Supremo de Derechos Humanos que vele por la legitimidad de la Constitución y de las leyes en términos de derechos humanos. Frente a la globalización totalitaria de los reductos del comunismo y frente a la globalización neoliberal, proponemos la globalización de la democracia acompañando a la globalización de la solidaridad.

Uno de los aspectos más llamativos de esta reunión ha sido la asistencia de invitados extranjeros procedentes de partidos socialistas europeos de Suecia, Italia y Bélgica. ¿Podríamos hablar de un cambio de postura de los socialistas europeos hacia los socialdemócratas cubanos opositores al gobierno de Fidel Castro?

Se viene produciendo un cambio paulatino, pero sostenido. Un cambio en cadena. La izquierda democrática italiana ha sido más decidida en esta dirección, y ciertamente nos ha abierto las puertas en la misma Europa y en América Latina. También la socialdemocracia sueca, el PSOE y el Partido Socialista en Francia han mantenido una atención deferente hacia nosotros. Esto incluye a la socialdemocracia austriaca y alemana y a otros partidos europeos que poco a poco han visto la seriedad, capacidad, estabilidad y capacidad de la CSDC. Esto nos ha costado 11 años, con otros partidos puede costarnos muchos años más, pero el cambio se puede decir que es definitivo. La muestra más clara tiene que ver con la Internacional Socialista (IS). Su presidente, Antonio Guterres, tuvo la deferencia específica de reunirse con la CSDC a propósito de la Cumbre Iberoamericana celebrada en La Habana. La CSDC ha sido invitada, desde el año 2000, a la mayoría de los eventos y reuniones de la IS (por razones obvias no hemos podido participar en algunas de ellas), incluyendo el último celebrado en Roma entre el 20 y 21 de enero pasados, y esta misma propuso en su reunión de Caracas de julio del año pasado celebrar una reunión de su Comité para América Latina y el Caribe en La Habana. Finalmente, el Partido de los Socialistas Europeos decide enviar a dos representantes a nuestra primera Conferencia y posteriormente un mensaje comunicando una invitación a la CSDC para visitar próximamente el Parlamento Europeo. Un claro apoyo y un visible giro de la socialdemocracia, sobre todo europea.

¿A qué creen que se debe este cambio, este reconocimiento?

Primeramente a 11 años sostenidos de trabajo serio y de propuestas serias. Si la CSDC es el principal partido socialdemócrata dentro de Cuba lo es porque no ha perdido tiempo ni oportunidad en vertebrar su opción dentro y fuera de la Isla. Las dudas sobre nuestra condición de izquierda y nuestra capacidad comienzan a disiparse. Segundo, a que está feneciendo la idea, en muchos partidos socialdemócratas, de socialdemocratizar al partido comunista cubano. Es bueno recordar que para los partidos socialistas y socialdemócratas es más difícil definir una postura frente al Gobierno cubano en términos de apoyo y solidaridad con fuerzas políticas internas. Las razones no necesitan comentarios. Idea de socialdemocratización que requería y requiere una muy ardua y desgastante tarea, pero que fue políticamente opcional. Tercero, porque se ve con más claridad lo que era difícil de concebir para la izquierda europea: un partido político de oposición en Cuba que nada tiene que ver con las estrategias norteamericanas.