Fundada en 1992, la Corriente Socialista Democrática de Cuba (CSDC) ha intentado vertebrar en la Isla, durante los últimos diez años, "las ideas del socialismo democrático que identifican a la Internacional Socialista" desde posiciones moderadas, definidamente opuestas "a la globalización totalitaria de la vida social, económica y política en Cuba o cualquier parte del mundo".

Logo de la Internacional Socialista.

Así lo afirman dos de sus principales líderes —Manuel Cuesta Morúa, Secretario General, y Dimas Castellanos—, quienes en el marco de esta entrevista adelantan sus políticas de transición: "Economía de mercado, sí. Sociedad de mercado, no".

¿Qué es la Corriente Socialista Democrática Cubana (CSDC)?

La Corriente es el primer partido político de base claramente socialdemócrata fundado en Cuba —en 1992—, y tiene asiento en 11 de las 14 provincias del país. Cuenta con representantes y miembros en el exterior. Su composición es sociológicamente transversal: la conforman intelectuales, obreros, profesionales, jóvenes, mujeres, campesinos, gente de todos los sectores. Es, al mismo tiempo, un partido multirracial bien preocupado y ocupado en mantener una viva y clara representación del mosaico cultural cubano. Trabaja por vertebrar en Cuba las ideas del socialismo democrático que identifican a la Internacional Socialista, familia ideológica de la que la CSDC es invitada permanente. Su tendencia política es moderada, opuesta definidamente a la globalización totalitaria de la vida social, económica y política en Cuba o cualquier parte del mundo, tratando de mantener una equidistancia de los extremos políticos y defendiendo sin ambigüedades la idea de que la democratización de Cuba debe ser obra de los cubanos, sin intromisiones de ninguna clase por parte de los Estados Unidos o cualquier otro país. De ahí que su posición en este punto sea de clara oposición al embargo y a todos los instrumentos de política exterior norteamericana que sean o puedan ser interpretados como ingerencistas.

Cuando se anunció la fecha de la Primera Conferencia Nacional, la CSDC explicó que el intento anterior de celebrarla (en enero de 2002) no fructificó porque "las condiciones impuestas por las autoridades para permitir su realización fueron inaceptables". ¿Qué diferencia hay entre este momento y el anterior?

La situación ha seguido un ritmo progresivo en favor de las fuerzas democráticas. Cuando anunciamos la Conferencia Nacional en 2002 las autoridades fueron sorprendidas de algún modo por la estructura sólida de una izquierda democrática que se atrevía a una pública puesta en escena de su capacidad. En este momento ya se ha metabolizado el hecho político del pluralismo de la izquierda, de modo que el Gobierno estaba más preparado para lidiar política y sicológicamente con el hecho. Por otra parte, los apoyos internacionales de la CSDC han crecido. Hoy tenemos relaciones fluidas con más de 15 partidos de la Internacional Socialista y somos invitados a todos los eventos que realiza. No es sencillo justificar ante el mundo una represión desde la "izquierda" hacia la izquierda. Al mismo tiempo, la oposición cubana es hoy más visible. Después del impacto político del discurso de Carter, focalizando al Proyecto Varela —una de las alternativas políticas en Cuba, como opción de cambio—, se ha levantado un poco más la cortina que velaba la existencia de una sociedad civil y política alternativa dentro de la Isla: otro hecho que ha permitido que la rueda de las circunstancias políticas siga girando favorablemente para los demócratas cubanos.