www.cubaencuentro.com Jueves, 13 de noviembre de 2003

 
  Parte 4/4
 
Puro Mikimbín
Miguel González y Gilberto Reyes, integrantes del grupo humorístico Los Fonomemecos, hablan de su trayectoria artística tras radicarse en Miami.
por ASLEY L. MáRMOL, Miami
 

Trabajan muchísimo a diario y desarrollan a la vez disímiles proyectos en radio, televisión, etc. ¿Cómo transcurre un día normal de Los Fonomemecos?

GR: No, un día normal de Los Fonomemecos es un weekend que no haya trabajo. Eso sería un día normal de Los Fonomemecos, los demás no se pueden definir nunca. Sabes que a las cinco y media están de pie. ¿Cuándo se acostaron?, no lo sabes nunca; sabes que siguen, que graban en la radio o en la televisión durante toda la semana, salvo que  aparezca algo: una entrevista o hacer un comercial fuera. Que a las siete y media de la noche estamos en el canal; ensayamos, preparamos el programa a las nueve, terminamos a las diez; que a las diez y pico salimos del canal; que aparece muchísima gente que quiere que hagas cosas o que vayas a un espectáculo y a uno le da pena, porque realmente no hay tiempo.

Quizás pares y te sientes un momento, pero la cabeza no para. Tuvimos al principio una cosa con el dueño del canal, que quería que trabajáramos ocho horas en el canal. Me le reí en la cara y le dije: "cuando yo esté escribiendo a las dos de la mañana, un día te voy a llamar y vas a tener que estar despierto conmigo hasta que yo me acueste". Porque en esto nunca se para, nunca descansas. Y entonces, a medida que suba más esto hay más compromisos y duermes menos.

MG: Nos vinieron a ver para Radio Martí para hacer algo con nosotros. Imagínate, en qué momento, en qué tiempo. Vamos a ver cómo nos sentamos y qué negociamos. Nos encantaría... Vamos a ver qué inventamos y a qué hora.

Las llamadas a Cuba han sido tan controversiales como divertidas. ¿Cuál es el objetivo? ¿Cómo y por qué escogen a sus víctimas? ¿Qué siente la gente al respecto?

MG: Hay llamadas en que te das cuenta de que el que está del lado de allá no está de acuerdo con aquello, por la forma en que te responden; se ríen cuando le dices cosas, como que te apoyan. Hay llamadas que no las tiramos al aire para no perjudicar al que está allá, y en otras lo que hacemos es que si el tipo dice su nombre le ponemos un pitico para que no se escuche, y al nombre del lugar a donde estamos llamando también le ponemos un pitico; lo cuidamos de cierta forma y ponemos la llamada al aire.

Pero hay otras que sí nos satisfacen mucho, porque te das cuenta de que son unos comunistas de estos que han vivido toda la vida del descaro del gobierno y están pegados ahí. A esos sí les encendemos el carnaval y lo disfrutamos muchísimo.

GR: Aquí hay variedad de opiniones, pero repito, el humor no es una cosa con la que tú puedes quedar bien con todo el mundo. Las llamadas son divinas y tratamos de hacerlas siempre con gente que está "integrada", o sea, tiene que ver algo con el gobierno. A veces no nos coincide, a veces sale una persona que no tiene nada que ver, que está escapando, como decimos los cubanos.

Han recibido premios importantes, han tenido en el estudio a estrellas del mundo artístico, desde Willy Chirino a Oscar de León. ¿Hacia dónde van sus pasos? ¿Qué mensaje desearían enviar a los lectores?

MG: Gracias a Dios somos muy amigos de todas estas personas que mencionas, de todos los artistas y cantantes, porque, claro, la radio y la televisión es lo que los hace famosos, y nosotros tenemos los dos medios. Nos llevamos muy bien con todos, y cada vez que hemos pedido alguna ayuda —cuando hemos hecho algún concierto para recaudar fondos— enseguida han venido.

Empezamos hace varios años una película, pero no la llegamos a terminar, porque uno de los inversionistas mayores se retiró; la película está por la mitad. Una de las metas que queremos es terminarla. Y darle las gracias a todo el que ha tomado su tiempo para sentarse a leer la entrevista. Esperamos que hayan sacado sus conclusiones; que al final se den cuenta de que somos un par de comemierdas.

GR: Hasta ahora nos ha ido divino. Desde que empezamos a levantar un poquito en la radio, siempre decíamos lo mismo. O sea, si antes dormíamos cinco horas, ahora tenemos que dormir cuatro. Imagínate el salto de aquella época a ahora. Por eso cada vez dormimos menos. Pero el cielo es infinito y el tope lo pones tú, y mientras tengamos salud vamos a seguir tratando de hacer.

Encima de que nos gusta, la gente la pasa bien y te lo agradece. No podemos hacer otra cosa. Es como Macbeth, pero con el humorismo: hemos ido tan lejos en el lago de la risa, que retroceder sería tan malo como el ganar la otra orilla, ahora hay que seguir.

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