www.cubaencuentro.com Jueves, 13 de noviembre de 2003

 
  Parte 1/3
 
El vaivén canadiense
Ismael Sambra, presidente de la Fundación Cubano Canadiense, opina que Canadá debe apostar por el futuro de una Cuba libre y no por el pasado, porque Fidel Castro es ya el pasado.
por MICHEL SUáREZ, Madrid
 

Cuando el escritor cubano Ismael Sambra llegó a Canadá, cargaba en sus espaldas las huellas de cinco años de cárcel por "rebelión y propaganda enemiga". Después de las gestiones del primer ministro canadiense, Jean Chretien, el gobierno cubano le indultó los otros cinco años de la larga condena. En 1996 llegó a Toronto, y en enero de 1999 creó en esa ciudad la Fundación Cubano Canadiense (FCC) para organizar y representar a la comunidad cubana en ese país.

Ismael Sambra
Escritor y político Sambra.

En su natal Santiago de Cuba había fundado la organización opositora Nueva Generación, en 1991, y la entidad independiente de escritores y artistas cubanos, denominada El Grupo, así como su revista homónima. Cuando Chretien y algunos intelectuales y escritores canadienses intercedieron ante el régimen de la Isla, Fidel Castro dijo que en Cuba no había ningún escritor preso. Sin embargo, se vio obligado a admitirlo con su liberación.

Narrador, poeta y ensayista, Sambra ha publicado nueve libros, entre los que se destacan el poemario Hombre familiar o Monólogo de las confesiones, finalista del Premio Casa de las Américas en 1982, y el ensayo El único José Martí, principal opositor a Fidel Castro, publicado en Madrid en 1999.

En los períodos de gobierno de Chretien primero se apostó por la política de "compromiso constructivo" con La Habana. Luego se suspendió todo intercambio de alto nivel, y recientemente el Ejecutivo parece reanudar los contactos gubernamentales. ¿Cómo valora el papel del gobierno canadiense en los esfuerzos internacionales por la democratización de Cuba?

Primero, hubo un intento del gobierno de Chretien de acercamiento con el régimen de Castro, pero eso fracasó; porque el mismo Castro con su torpe proceder lo rompió. Chretien en su viaje a Cuba pidió personalmente la liberación del "Grupo de los Cuatro", como una demostración de buena voluntad para el cambio. Pero la prepotencia del dictador defraudó al que pensaba que siendo amistoso con él lo podría cambiar. Ahora, después de cuatro años de congelamiento de las relaciones con Cuba, Canadá decide descongelarlas sorpresivamente. Este tipo de "relaciones constructivas" que Canadá quiere implantar tampoco dará resultado.

En nuestro reporte presentado en las Consultaciones de Derechos Humanos que realiza el gobierno canadiense cada año, dejamos claro nuestra posición y criticamos al gobierno de Canadá por este tipo de relaciones, sin haber logrado respuestas positivas del régimen cubano en cuanto a cambios democráticos y respeto de los Derechos Humanos. Nosotros hemos fijado una posición crítica, porque Canadá debe apostar por el futuro de una Cuba libre y no por el pasado, porque Fidel Castro ya es el pasado.

Sin embargo, el gobierno de Canadá dice entender muy bien las violaciones del régimen cubano y se interesa por condenarlas. Esto puede verse como un doble mensaje, contradictorio, y de hecho lo es. Pero es que el gobierno canadiense está pensando ahora en términos de intereses económicos. Esa es una lamentable necesidad de las estructuras del capitalismo que Fidel Castro aprovecha para burlarse de demócratas como Chretien, y de capitalistas como esos desesperados por invertir en Cuba. Sencillamente, no creemos en la efectividad de este tipo de relaciones para lograr cambios democráticos en la Isla. Con esto, sin quererlo, le dan oxígeno.

No han dado resultados ni las políticas de aislamiento ni las de acercamiento en las relaciones con el régimen, porque esas políticas han estado siempre divididas. Fidel Castro ha navegado en el intermedio, viendo como el mundo se divide a la hora de combatirlo, utilizando, de unos, los recursos que le quitan otros, y viceversa. Con esas políticas divididas no se puede presionar a un régimen tramposo, sobradamente descalificado y endeudado, al que nada le importa el sufrimiento del pueblo.

1. Inicio
2. ¿Cuánto ha variado...?
3. ¿Apoya la FCC el Proyecto Varela...?
   
 
RegresarEnviarImprimir
 
 
En Esta Sección
Una hidra de mil cabezas
MIGUEL CABRERA PEñA, Santiago de Chile
'Lula es un retroceso para Cuba'
MICHEL SUáREZ, Madrid
Puro Mikimbín
ASLEY L. MáRMOL, Miami
Editoriales
Sociedad
Cultura
Internacional
Deporte
Opinión
Desde
Entrevista
Buscador
Cartas
Convocatorias
Humor
Enlaces
Prensa
Documentos De Consulta
Ediciones
 
Nosotros Contacto Derechos Subir