¿Cuánto ha variado la posición del gobierno canadiense, respecto a la política de asilo político a los cubanos, desde los años de las escalas en el aeropuerto de Gander hasta 2003?

Canadá no se caracterizaba por aceptar fácilmente las solicitudes de refugio político a los cubanos. Sorpresivamente, y en un giro de casi 180 grados, en 1996, decide no sólo gestionar mi libertad ante el régimen cubano, sino además darme refugio político junto con mi familia. Fui el primer caso liberado directamente de la prisión política con estas características. Canadá me utilizó como ejemplo para demostrar que su política de diálogo con Cuba funcionaría.

En las entrevistas personales que he sostenido con algunos de los ministros de Relaciones Exteriores de Canadá, siempre he manifestado mi agradecimiento por la gestión que hicieron por mí; pero he recalcado que son decenas los prisioneros políticos en Cuba, y al mismo tiempo, he manifestado mi desacuerdo con la mencionada política de diálogo. Utilizo el simple argumento de que con los tiranos no se puede dialogar, y mucho menos con uno como Fidel Castro, que sólo quiere hacer monólogos y no escucha ni acepta sugerencias de nadie. Por esto, y mucho más, en mi ensayo El Único José Martí…, califico a Fidel Castro como "el mayor cínico de la historia". Esta clase de amigos no son buenos para un país de tanto prestigio democrático como Canadá.

¿Cómo se caracteriza la emigración cubana en Canadá?

Es una emigración política, aunque algunos no hagan activismo político por temor a las represalias en su contra o por las que pueda ejercer Castro contra sus familiares. Es una emigración que tiene sus propias características. Un gran número de los cubanos que han llegado a Canadá lo hicieron usando las escalas técnicas de sus vuelos destinados a/o procedentes de antiguos países socialistas. Sobre todo, estudiantes que temieron regresar a Cuba después del colapso del socialismo en Europa. Un gran número llegó a través de supuestas cartas de invitación de amigos y familiares o aprovechando viajes de trabajo o estudios, y como miembros de delegaciones deportivas, religiosas y culturales. Otros lo hicieron como emigrantes independientes, "esponsoreados" desde Canadá, o con sus propios recursos y contactos con la embajada de Canadá en Cuba. Se calculan alrededor de 20 mil exiliados.

En las últimas semanas la FCC ha protagonizado duras protestas en Montreal contra la retención en Cuba del niño Alejandro Merchán Llano, reclamado por su madre desde Canadá. ¿Cuál es la situación de esta familia?

La madre del niño, Carmen Delia Llano Ochoa, exiliada hace dos años en este país, nos pidió apoyo para poder traer a su hijo, cuyo traslado a Canadá es impedido por el gobierno de La Habana. Es la tradicional forma de castigar a los disidentes del régimen. En el consulado cubano de Montreal le dijeron que la única forma que su hijo tenía para salir de Cuba era que ella colaborara con las autoridades cubanas en Canadá, es decir, en buen cubano, que "cooperara", que sirviera de espía o que cumpliera las "normas" que ellos quieren que cumplan los exiliados, como si aún vivieran en la Isla.

Todos los días nos manifestamos frente al consulado, y la madre nos dice que lo seguirá haciendo hasta que su hijo ponga los pies en Canadá. El gobierno de Canadá ya le ha otorgado visas de residencia, tanto al niño como al padrastro, cuyo vencimiento es el 14 de febrero. Delia Llano Ochoa tiene derecho a tener a su hijo al lado, pues el padre vive en Miami. El régimen, en cambio, juega con ese derecho e, inhumanamente, los mantiene castigados.