Vladimiro Roca, una de las principales figuras de la oposición interna cubana. Salió de la prisión hace poco más de año y medio, después de pasar cinco años encarcelado. Fue nominado para el Premio Nobel de la Paz de 2000, lo cual consideró un gran honor, a pesar de haber dicho siempre que era imposible de ganar, pues no había desarrollado suficiente trabajo para eso.

Opositor Roca (Carvalho Pina/Kameraphoto).

En este momento, Roca trabaja para que en Cuba se pueda dar una transición pacífica a la democracia. Es presidente del ilegal Partido Socialdemócrata de Cuba y dice que no quiere ser gobernante, sino apenas poder vivir con libertad, democracia y sin restricciones. La consultora de imagen es su esposa, Magaly de Armas. Roca es una persona relajada y de buen humor, espera que Cuba dentro de cinco años sea verdaderamente libre, y dice con una sonrisa rasgada en los labios que esta es la fase final de una telenovela que lleva ya 44 años.

¿Qué cambió en Cuba desde su salida de la prisión en mayo de 2002?

El cambio principal fue el golpe que sufrió la oposición interna cubana a partir del día 18 de marzo de este año, cuando fueron llevados para los cuarteles de la Seguridad del Estado 82 miembros de la oposición cubana y fueron condenados 75 con penas de entre 10 y 28 años.

Esto paralizó un poco el trabajo que veníamos realizando, y en este momento estamos en una etapa de recuperación de ese golpe que llevó a las prisiones a los principales dirigentes y activistas de muchas organizaciones opositoras que estamos reagrupando en este momento, para volver al trabajo colectivo y continuar la lucha por la mejoría de las condiciones de salud y de vida dentro de las cárceles. Eso está ocupando la mayoría de nuestro tiempo. Estamos enfrascados, precisamente, en la promoción de la solidaridad internacional para que, si no conseguimos que los suelten, al menos tengan las condiciones más humanas posibles.

En este aspecto hemos tenido muy buenos resultados con la solidaridad internacional, que se ha manifestado de manera muy vasta. Recientemente, en París, hubo un acto de apoyo a los presos. Se formó el Comité Raúl Rivero para reclamar su libertad y la de los otros. Gracias a esta solidaridad internacional y a la movilización de las familias de los presos políticos, dentro de las cárceles ya se aprecian algunos resultados.

He recibido información de la prisión Kilo 5 y medio, en la provincia de Pinar del Río, donde las ventanas de las celdas estaban tapiadas con chapas de metal para que los presos no pudiesen mirar para afuera, y tenían apenas un hueco debajo de la puerta para que entrase la bandeja de la comida. Ya han empezado a quitar las chapas de las ventanas, no sólo a los presos políticos, sino también a los comunes.

A pesar de que esto no representa mucho, al menos es algo que contribuirá a la mejoría de las condiciones de vida de los presos. También me han llegado informaciones desde casi todas las prisiones de la Isla acerca de que la atención médica ha mejorado sustancialmente, y a los presos políticos les han dejado pasar los medicamentos que los familiares les llevan.

Esta lucha nos ha quitado tiempo que debíamos dedicar al trabajo de la oposición propiamente dicho, con algunos planes que teníamos antes del golpe y que estamos retomando poco a poco. Pero con esta campaña de apoyo a los presos, hemos conseguido alguna movilización interna y un inmenso apoyo del exterior en repudio al gobierno, algo que nunca había ocurrido. Incluso de sectores que siempre simpatizaron con el régimen, como son los partidos europeos de la izquierda.