www.cubaencuentro.com Jueves, 21 de octubre de 2004

 
  Parte 1/2
 
Cuba: Romper el miedo
'Si cuando Pinochet no hubiésemos tenido la solidaridad internacional, el régimen hubiera seguido violando los derechos humanos', sostiene el diputado chileno Patricio Walker.
por MIGUEL CABRERA PEñA, Santiago de Chile
 

La sede del Partido Demócrata Cristiano (PDC) de Chile no posee rótulo que indique que allí radica una institución que ha protagonizado un largo período de la historia chilena. Es al lado de un garaje interior y de una ruidosa cafetería, donde un cartel en azul, más que modesto, recibe a la visita.

P. Walker
Diputado Patricio Walker.

Por aquí precisamente arriba, con puntualidad inglesa, el diputado Patricio Walker, hasta hace poco jefe de la bancada democristiana en la Cámara. Con sólo 35 años, a Walker se le considera un político de ancho futuro en el escenario nacional.

El PDC es el único en la nación austral que ha demostrado verdadero interés por ayudar al pueblo cubano en la opresión que sufre, más allá de las efímeras discusiones anuales en torno al voto chileno en las reuniones de derechos humanos de la ONU. Cuba, pues, es el tema que aborda Walker para Encuentro en la Red.

Su partido posee una comisión —quizá pionera en una organización política latinoamericana— dedicada a los asuntos cubanos. ¿Cuál es su objetivo?

Básicamente, mantener una actitud de denuncia contra cada nueva violación de derechos humanos en la Isla. La comisión, que preside el diputado José Soto, solicita información sobre los presos de conciencia, que están en situaciones muy duras, incluso han sido golpeados. Yo apoyé, desde la jefatura de la bancada democratacristiana en la Cámara, las propuestas de la comisión.

Recuerdo que unas semanas antes de la Cumbre de Santa Cruz, en Bolivia, presenté un proyecto de resolución en donde se pedía al presidente Lagos que exhortara a La Habana a cumplir los compromisos democráticos que asumió en la VI Cumbre Iberoamericana, realizada en Chile.

La oposición en Cuba puede estar segura de que los democristianos continuaremos incitando al régimen, a organismos internacionales como la OEA y la ONU, a parlamentos y a distintas instancias de representación política para que intercedan a favor de los prisioneros y para ayudar a crear un clima que permita a los propios cubanos decidir una transición pacífica a la democracia. Y subrayo: los propios cubanos, especialmente sin intervención de Estados Unidos, lo cual sería contraproducente y también inapropiado.

Círculos de izquierda chilenos señalan que proponer cambios en Cuba no es más que una injerencia en sus asuntos internos…

Sí, algunos creen que nos estamos entrometiendo en los asuntos internos del pueblo cubano, que no deberíamos opinar sobre algo que es propio de un país soberano. Yo siempre he distinguido entre la autodeterminación de los pueblos, que por supuesto respeto, y la autodeterminación de los gobiernos.

Si en Cuba la gente pudiera elegir libremente, y toda la gente estuviera de acuerdo con Fidel Castro, nosotros respetaríamos lo que esa gente decida. Pero este principio de autodeterminación no existe en Cuba. Allí hay tantos candidatos como cargos a elegir, y a los candidatos los elige el Partido Comunista; no hay posibilidad de escoger entre personas con criterios distintos.

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