www.cubaencuentro.com Jueves, 21 de octubre de 2004

 
  Parte 1/3
 
'Un gobierno democrático en Venezuela será duro con Castro'
William Ojeda, fundador del partido opositor Un Solo Pueblo, estima que sólo una 'estruendosa trampa' permitiría que Chávez continuara en el poder.
por YAMILA RODRíGUEZ EDUARTE, Caracas
 

Venezuela no es la misma desde que Hugo Chávez llegó al poder en 1999. William Ojeda, el joven político fundador del partido Un Solo Pueblo, tiene conciencia de que de ahora en adelante la gente le va a exigir más a sus dirigentes. Ojeda cree que su pasión por la democracia y su fe en la Virgen de la Caridad del Cobre, le ayudarán a interpretar los sueños de los venezolanos.

Ojeda
Opositor venezolano Ojeda, durante un mitin.

En exclusiva para Encuentro en la Red, analiza la situación de su país y habla sobre su singular experiencia en Cuba, nación con la que mantiene una relación especial.

El desgaste de la clase política venezolana propició que Hugo Chávez, un personaje con un historial antidemocrático, llegara al poder cargado de votos. ¿Cuál es la situación actual de los partidos políticos?

Es cierto que el sistema sociopolítico venezolano estaba sumamente deteriorado; al punto que había colapsado lo que se conoce como el sistema de conciliación de las élites, financiado por la renta petrolera. Desde hacía 20 años la calidad de vida de los venezolanos se venía deteriorando. La crisis comenzó el llamado viernes negro, en 1983 —cuando hubo un quiebre en la paridad cambiaria—, lo que provocó una devaluación importante en el bolívar, la moneda venezolana.

La situación siguió empeorando hasta llegar a 1989, cuando se produjo el colapso social conocido como El Caracazo. En 1992 se sucedieron dos intentos de golpes de Estado: uno en febrero, encabezado por el teniente coronel Hugo Chávez, y otro en noviembre, protagonizado por militares seguidores de Chávez, quien cumplía prisión por golpista.

Las élites venezolanas, lejos de propiciar las transformaciones necesarias, lo que hicieron fue cerrarse de cajón. Eso provocó que la sociedad saliera a buscar un cambio, y creyera que Hugo Chávez era el indicado para llevarlo a cabo. Sus discursos contra la pobreza y la corrupción, y a favor de la inclusión social, sedujeron a millones de venezolanos que le dieron su voto. Los venezolanos votaron por una mejor democracia, que hiciera una revisión profunda de las instituciones; pero no votaron por una revolución, como la que pretende imponer el actual gobernante.

Lo peor que ha hecho Chávez es dividir a Venezuela. Sembrarnos de odio y ponernos a pelear entre hermanos. Su gobierno no es para los excluidos, como pregona en sus discursos, porque en vez de luchar contra la miseria, la ha elevado como una bandera de venganza política contra la anterior clase dirigente.

La presencia de Chávez ha sido perjudicial en muchas cosas, pero beneficiosa en otras, porque ha sido como un terremoto en el panorama político venezolano. Noveles organizaciones políticas como Un Solo Pueblo, Primero Justicia, Alianza Bravo Pueblo, Proyecto Venezuela y Visión Emergente, han surgido de esta etapa. Son organizaciones que, poco a poco, están comenzando a tener espacios propios.

Para cualquier observador de la realidad venezolana es evidente que la sociedad civil ha rebasado a los partidos y se ha colocado un paso adelante de las organizaciones políticas…

La sociedad civil ha madurado mucho durante esta etapa. En muchas oportunidades los venezolanos, sin pertenecer a un grupo político determinado, se han manifestado haciendo gala de niveles de organización, movilización y compromiso superiores a los de los partidos. En buena medida, lo que ha pasado aquí con los procesos de firmas para obligar a Chávez a someterse a una consulta popular, es obra de la ciudadanía, que una y otra vez expresó su deseo de que el gobernante se contara en las urnas.

Una expresión de la sociedad civil es Súmate —una asociación de jóvenes técnicos muy bien organizados—, la cual se encargó de cuidar la metodología, el conteo y el registro de las firmas a favor del revocatorio presidencial. Fue tan precisa su labor que el gobierno no pudo esconder una verdad que se gritaba por todos lados: la gente consiguió las firmas necesarias para llevar a Chávez a un referéndum revocatorio.

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