www.cubaencuentro.com Domingo, 02 de enero de 2005

 
  Parte 1/3
 
La isla de corcho
'Cuba tiene reservas morales para enfrentar una transición', afirma José Ignacio Rasco, fundador de la oposición democristiana en la Isla.
por MICHEL SUáREZ, Madrid
 

En pleno año 1959, José Ignacio Rasco fundó en Cuba el Movimiento Demócrata Cristiano. Para entonces, era sólo un "movimiento", porque en tan temprana fecha ya el nuevo régimen había prohibido la formación de partidos.

Rasco
Rasco, líder honorífico de la democracia cristiana cubana.

Abogado, profesor universitario y ensayista, llevó durante años las riendas ejecutivas del pensamiento democristiano cubano en el exilio, adonde tuvo que marchar en abril de 1960. Actualmente es presidente de honor del Partido Demócrata Cristiano de Cuba (PDC) y su responsable de Relaciones Internacionales. Además, dirige el Instituto Jacques Maritain de estudios filosóficos e interpretación histórica.

Con 78 años de edad y una excepcional ejecutoria intelectual y política, José Ignacio Rasco responde a preguntas de Encuentro en la Red sobre el controvertido tema de la transición en Cuba.

¿Qué nivel de organización tienen los grupos políticos dentro de Cuba para enfrentar una transición?

El nivel de organización no es el suficiente, en estos momentos, para enfrentar a un régimen aún poderoso. Sin embargo, lo que interesa destacar es el crecimiento paulatino de esos grupos. En otras palabras, la sociedad civil está despertando en Cuba, después de un largo letargo. Ha crecido enormemente el poder de resistencia del cubano. Lo ves con las familias de los presos. Lo ves en el Movimiento Cristiano Liberación, a pesar de todo lo que ha hecho el gobierno para entorpecer el Proyecto Varela. La gente sigue firmando con su nombre y apellidos, dirección y carné de identidad, sin miedos. Esos son síntomas de crecimiento, evidentemente.

Aunque existen organizaciones que coinciden con el pensamiento de las tres grandes líneas políticas internacionales (democristianos, liberales y socialdemócratas), ¿cómo influye la fragmentación en esta etapa? ¿Positiva o negativamente?

Es positiva porque la unanimidad no es lo mismo que la unidad. Justamente, la unidad surge de la diversidad. Creo que el pluralismo es una condición esencial para cualquier gestión política democrática. Si no, caemos otra vez en la dictadura, el partido único y la terrible unicidad.

Es bueno que haya diferencias de opiniones, pero sí es importante que haya lo que decía San Agustín y que yo repito mucho: "En lo fundamental, unidad; en lo dudoso, libertad; pero en todo, caridad". Tiene que haber compenetración y solidaridad en los fines que se buscan, y debemos tener un cierto nivel de tolerancia para no caer en el mismo pecado de la intransigencia gubernamental.

Llegado el momento de la transición, ¿deberá hacerse un llamado a estas organizaciones para que se integren en coaliciones, de acuerdo con la orientación de cada una de ellas?

Yo creo que sí. Las coaliciones serán necesarias, y ese es un punto muy importante. Esa fue la idea, justamente, de la Plataforma Democrática Cubana, como anteriormente lo fue el Frente Revolucionario Democrático de 1960, que fue el primer grupo anticastrista no batistiano. Ahí estaban cinco grupos. O sea, esa es una vieja tradición entre nosotros. A la hora del "cuajo", la gente se une para buscar una proyección más efectiva, no simplemente efectista. Un buen ejemplo está en Todos Unidos.

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