El ex comandante guerrillero Eloy Gutiérrez Menoyo, de 69 años de edad, se resiste a los embates del tiempo, y desde su nueva "residencia" en La Habana, donde estrena un cariz político del concepto de "okupa", tropieza regularmente con los criterios del resto de la oposición cubana, a la que acusa de graves "contubernios" con potencias extranjeras.

Gutiérrez Menoyo protesta frente a la Oficina de Intereses de EE UU en La Habana.

Sus acercamientos a la nomenklatura castrista, y un verbo polémico y paradójico, le han hecho ganar más de un calificativo entre el exilio y la disidencia interna. Sobre sus postulados, contradicciones y aspiraciones, Encuentro en la Red le entrevistó telefónicamente.

¿En qué ha cambiado la Cuba que vio en los sesenta, en comparación con la que ha visto ahora?

La que yo dejé en los sesenta, todavía representaba una esperanza para el pueblo de Cuba, pues se había proclamado en boca del propio Fidel Castro una revolución tan cubana como las palmas, una revolución de libertad con pan y de pan sin terror. De acuerdo con el curso que tomó después esa revolución, podemos decir que el primer disidente fue Fidel Castro. La Cuba que encuentro hoy es totalmente distinta, donde el pueblo está sufriendo penurias de una forma inimaginable. No hay solución para el transporte, no hay solución para la vivienda; en resumen, es una Cuba en la que se ha perdido el futuro.

¿Qué le comentan las personas en la calle, sus antiguos amigos o vecinos?

Realmente, hasta ahora, lo que he recibido son muestras de solidaridad y simpatía. En ningún momento he recibido ni un gesto ni una palabra fuera de lugar. Sinceramente, me siento muy estimulado. Todo el mundo ha apoyado mi decisión de quedarme en Cuba, consideran que es mi derecho y que no tengo que mendigarle nada al gobierno.

¿Cuál es su situación legal ahora mismo?

En el gobierno, pasada la primera sorpresa, cuando anuncié que me quedaba en el país —según yo tengo entendido— hubo cierta molestia a los más altos niveles, pero después parece que se ha reflexionado y sopesado la situación y, aunque no me han dado un estatus legal todavía, a pesar de llevar ocho meses reclamándolo y de hacer acto de presencia en Inmigración reclamando ese derecho, no me han legalizado. Pero tampoco he recibido una hostilidad en mis movimientos a distintos municipios, reunirme con opositores. No he tenido hasta el momento ningún tipo de interrupción o molestia.

¿Qué le hace pensar que esa situación se ha "sopesado"?

Que todavía estamos discutiendo el problema de mi estatus legal. No se me ha dicho un no rotundo. Se me ha dicho que no hay idea de cuándo se va a resolver, pero que se va a resolver.

¿Se ha reunido con algún funcionario del gobierno cubano?

Desde un principio, exclusivamente tengo contactos con un funcionario de alto nivel del Ministerio de Relaciones Exteriores. Es el único que está autorizado, hasta ahora, a reunirse conmigo y a tratar todos estos problemas.

¿Puede decirnos el nombre?

Preferiría no decirlo, pues no es una cuestión que ellos quieran hacer pública como un contacto oficial. Pero, indudablemente, para mi es un contacto oficial.

Finalmente, ¿cree que le autorizarán?

No es que lo piense, es que sencillamente es un derecho que tengo. Desde el punto de vista de las leyes de este país, es un derecho que no me pueden negar. Entonces podrán dilatarlo, porque ellos saben que solamente no estoy pidiendo mi estatus legal en el país, sino un espacio legal para la oposición independiente. Me han dicho: "Menoyo, te conocemos, sabemos que eso nos va a crear una serie de dificultades". Pero desde mi punto de vista, 40 y pico de años de un partido único, resulta altamente aburrido. No se puede pensar que todo el país piensa monolíticamente. Aquí hay una diversidad, y esa diversidad tiene derecho a tener un espacio legal.