Esto ha supuesto directamente un atentado contra nosotros mismos y contra nuestro corresponsal allí. Incluso, este corresponsal ha sido acusado de colaborar con una agencia de prensa "subversiva contrarrevolucionaria", como consideran a Reporteros Sin Fronteras allí.

¿Cómo considera que ha reaccionado la sociedad europea ante los reclamos de Reporteros Sin Fronteras?

Reporteros Sin Fronteras no es una organización todopoderosa que mueva masas, pero sí creemos que estamos haciendo una labor que ha servido para que la Unión Europea y sus órganos de autoridad consideren la posibilidad propuesta por el gobierno español de abrir la mano y dialogar con el régimen cubano, aunque no haga concesiones. Nosotros creemos que Reporteros Sin Fronteras tiene una cierta influencia en Europa, y lo hacemos valer.

Usted ha hablado de los regímenes en otros países. ¿Cuál cree que sería la peculiaridad que tiene el cubano, si tomamos en cuenta que muchas veces los reclamos de RSF han sido escuchados en otros países, sin embargo, en el caso de Cuba hay oídos sordos?

La peculiaridad de Cuba es, primero, que es una dictadura que no tiene parangón en Latinoamérica, aunque en algunos países como Venezuela alguien intente imitarla. Y segundo, Cuba es el único país latinoamericano donde no hay libertad de prensa, ni teóricamente, ni en la práctica. Solamente hay prensa oficial, televisión, radio y periódicos oficiales, esa es la diferencia. Y una tercera diferencia, diría, que como dictadura la cerrazón la caracteriza y no está abierta a ningún diálogo posible.

Recientemente se ha dado a conocer un documento firmado por un centenar de intelectuales de izquierda, europeos y latinoamericanos, que pide a la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra no condenar a Cuba, "porque eso significaría aliarse con los intereses de Estados Unidos". ¿Qué cree usted de este sector que en nombre de un antinorteamericanismo primario pide no condenar las violaciones que se producen en Cuba?

Creo que es muy cómodo para esos intelectuales hacer estas peticiones desde países democráticos libres. Peticiones que no podrían hacer, por el contrario, si estuvieran viviendo en Cuba. Pero la democracia permite que estos intelectuales hagan la vista gorda ante la falta de libertades, en un país en el que ellos mismos no podrían vivir. Yo querría preguntarle a Luis Eduardo Aute, Joaquín Sabina, José Luis Sampedro y a otros españoles que han firmando ese documento, si ellos podrían vivir en una dictadura como la cubana y si podrían escribir libremente o cantar libremente, cosa que supongo que no podrían hacer allí, pero que aquí la democracia si se los permite.

Por su parte, el canciller Pérez Roque ha dicho, en su gira por Europa, que La Habana no va a permitir periódicos y partidos independientes, por considerarlos "financiados por Estados Unidos". ¿Qué dice de eso Reporteros Sin Fronteras?

Me parecen arbitrariedades y estupideces de un calibre tal, que sigo insistiendo en que me parece mentira que intelectuales de talla y algún Premio Nobel, como Saramago, sean capaces de compartir esas ideas. Me parece aberrante que se anuncie esto: el que todo aquel que no esté de acuerdo con un régimen dictatorial, forzosamente tiene que estar de acuerdo con el enemigo principal de ese régimen, que es Estados Unidos. Es de una zafiedad y de una primariedad, que me da vergüenza que intelectuales sean capaces de admitir este razonamiento.