www.cubaencuentro.com Viernes, 09 de septiembre de 2005

 
  Parte 5/5
 
'Lo que menos necesita Cuba es otra revolución'
La estrategia para el cambio pacífico, según Carlos Saladrigas, presidente del Cuba Study Group.
por MIRTA FERNáNDEZ/MICHEL SUáREZ, Madrid
 

Dentro de esas condiciones, nunca se le debe decir que no al diálogo. Si el gobierno cubano no quiere dialogar, es su prerrogativa, pero no seamos nosotros, no sea Europa, la que diga que no al diálogo. Porque solamente a través del diálogo van a salir las soluciones al problema cubano.

Usted ha rechazado el aislamiento como método efectivo, pero ha considerado útil, por ejemplo, la exclusión de Cuba de la OEA. ¿No hay una contradicción en este planteamiento?

Yo distingo entre dos tipos de aislamiento. Hay un aislamiento del régimen de los foros diplomáticos, donde las naciones que se reúnen tienen ciertas características. Por ejemplo, la OEA es un foro de naciones democráticas, en el que Cuba no tiene cabida porque sencillamente no es democrática.

El aislamiento del régimen, en ese sentido, es algo éticamente justificable y prudente porque, repito, es importante que se entienda que el que viola los derechos humanos, no respeta a los ciudadanos cubanos, no le da a su propio pueblo la soberanía que exige para la nación, es un régimen que no tiene cabida en la comunidad de naciones democráticas.

Lo que nosotros consideramos que es inapropiado y no ético es el aislamiento del pueblo, el aislamiento de familia a familia, de amigo a amigo, de cubano a cubano. Ese es un aislamiento que sólo beneficia al régimen y perjudica al pueblo. Ese aislamiento no consideramos que sea una política adecuada.

Pero en entidades importantes donde el denominador común es la democracia, no cabe un régimen que no la respeta.

¿Cuál sería, a juicio del Cuba Study Group, la política multilateral más efectiva hacia la Isla?

Para que fuera efectiva, una política común hacia Cuba, y que debería incluir a Estados Unidos, debería estar basada en la ética, en principios éticos fundamentales, en aquellos principios de los cuales el mismo gobierno cubano ha sido suscriptor en convenios internacionales, como es la Declaración Universal de los Derechos Humanos, como son los convenios internacionales de los derechos laborales.

Basados en esos principios, nosotros pensamos que se debe construir una política ética hacia Cuba, donde, por ejemplo, la inversión extranjera se condicione a la libertad del inversor de negociar directamente con el obrero y pagarle directamente sin intermediación del régimen. Donde la compra de productos cubanos se condicione a aquellas empresas en las que los obreros han sido libremente contratados por los patrones y los inversores.

Donde los viajes a Cuba se condicionen a que el gobierno cubano permita a su propio pueblo las mismas libertades que tenemos nosotros en Estados Unidos, que es la libertad de salir del país nuestro y regresar libremente sin el control de una visa o un permiso de salida, y sin que la emisión de un pasaporte esté subordinada a la condición política.

Y después, que la participación de Cuba en importantes organismos financieros internacionales sea condicionada, precisamente, al progreso que logre en las áreas de respeto a los derechos humanos, los derechos laborales y a las libertades fundamentales.

Esas son las cosas que pondrían al régimen a la defensiva, pero también presentarían patrones de solución.

El respaldo financiero a la oposición interna ha levantado mucha polémica. ¿Qué tipo de apoyo creen ustedes que se le debería dar?

Insisto en que es mi derecho usar mi dinero como quiera. Si quiero mandar mi dinero a un opositor, estoy en mi derecho y no hay régimen ni ley que me pueda decir lo contrario. La ética me lo permite.

Así que el derecho de los cubanos de ayudar —como nosotros queramos— a la oposición interna, a la creación de una sociedad civil, es un derecho fundamental.

Pero el apoyo más importante que le puede llegar a la oposición interna es el de la solidaridad internacional, el apoyo moral. Hay que darle reconocimiento. Que el mundo entero sepa quiénes son, cómo están reprimidos, cómo están impedidos de llevar a cabo su labor. Que el mundo entero los reconozca y entienda que son los verdaderos héroes dentro de Cuba, que están luchando contra viento y marea por rescatar sus derechos; y que el mundo entero sepa que ya ellos le están demostrando al pueblo cubano algo que es esencial: le están perdiendo el miedo al miedo.

Cuando ellos pierdan el miedo, los que van a tener miedo son los que tienen hoy el poder, como dice Oswaldo Payá.

¿Quiénes querría el Cuba Study Group que escuchasen sus propuestas?

Todo el mundo. Lo que queremos para Cuba es la armonía, la paz, el cambio. Que nos escuche el pueblo, porque el mensaje para el pueblo es: 'no tengan miedo, el futuro va a ser extraordinariamente bonito, van a colaborar todos los cubanos, no va a ser impuesto ni por Washington ni por nadie'.

Que nos oiga el gobierno estadounidense. Decirles: 'ya basta de tanta confrontación, de tanto aislamiento que no ha producido nada en 45 años, vamos a buscar un respaldo multilateral, vamos a movernos hacia una política hacia Cuba que esté radicada en la ética, en principios fundamentales'.

Y hacia el mundo un mensaje muy importante: 'Ayúdennos, no nos dejen solos, la oposición interna en Cuba necesita de la solidaridad del mundo, necesita el respaldo'.

Hay que abrir el mundo hacia Cuba, pero también hay que entender que este es un régimen violatorio de los derechos humanos. Es un régimen al que hay que presionar hasta el cambio y es un régimen que debe saber que la violencia y la represión tienen consecuencias y que a través del cambio es que vamos a encontrar todas las vías de solución.

En ese sentido estamos todos dispuestos a un diálogo nacional que sea incluyente, donde todas las partes del pueblo cubano participen en un proceso de elaboración de su futuro. Y en ese proceso incluyente está el gobierno también. Nadie excluye a nadie. Es un proceso vital, solamente a través del diálogo, bajo estas condiciones, es donde se van a encontrar las soluciones, y es ahí hacia donde tenemos que encaminarnos.

Ese mensaje es constructivo para Cuba e importante para su futuro.

Nosotros vemos a los dirigentes cubanos divididos en dos grupos: Los que no tienen futuro y los que tienen futuro.

Los que no tienen futuro son personas (también existen en el exilio) que están arraigadas a un pasado que ya no existe. Esas personas no van a tomar parte del futuro.

Pero hay muchos, de hecho creo que la mayoría de ellos, que tienen futuro; o bien porque lo ven para ellos o porque lo ven para sus hijos.

Los que tienen futuro son aquellos que entienden la necesidad del cambio, los que entienden que el cambio va a venir y dan a entender la necesidad de colaborar con todos los cubanos en la búsqueda de soluciones constructivas para Cuba.

No creo que haya nadie en Cuba, dirigente u opositor, que deba tener miedo al cambio. El cambio en Cuba va a ser positivo. Lo que va a regir en la Cuba del futuro va a ser el amor fraternal, la reconciliación y el gran reencuentro. En ese sentido, creo que es importante que todos los cubanos, sobre todo los que están en el poder hoy, vean el cambio no con miedo, sino con anticipación y con esperanza.

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