¿Cuándo aparece Enrique Iglesias?

Lo conocí en Miami, en 1994. Me pareció un muchacho sencillo, buena gente. Le ayudé  con algunas de sus letras, y me pidió un tema mío para su primer disco. Yo me rompía la cabeza pensando qué le iba a escribir que fuera diferente, cuando Santa Teresa y San Juan de la Cruz me inspiraron. No fue un milagro. Yo estaba en un curso de verano, estudiando su poesía mística, sus estados de éxtasis, cuando me salió Experiencia Religiosa.

Llamé a Enrique y se la puse por teléfono, y me dijo con esa franqueza que le caracteriza: 'Cheín, está de puta madre'. El resto es historia: Premio "La Canción del Año" y un Grammy. Enrique ha vendido no sé cuántos millones de copias, y ha seguido grabando mis temas: Revolución, Esperanza, Alabao, Mamacita, Suéltame las riendas, Mentiroso, y yo les he adaptado al español los suyos: Héroe, Escapar, No apagues la luz y Sólo en ti. Ya estamos trabajando para su próximo disco, donde incluirá varias colaboraciones nuestras. Nos encontraremos en breve en Los Ángeles.

¿Qué opina de tantos cantantes que no cantan? ¿Son acaso la venganza de los productores?

Las voces fuertes, de mucho alcance, no están de moda. Pasaron. Esto de las canciones conversadas es muy americano, parte del rock, del jazz. Vivimos la época de los vídeos, de la imagen. Hay obsesión por la juventud. Los jóvenes quieren verse reflejados en escena. Admiran rostros y cuerpos hermosos, voces "humanas" que se parezcan a las suyas. Ya hace 40 años tuvimos un adelanto: Julio Iglesias versus Rafael. ¿Quién vendió más discos? Quizá algunas de estas bellezas de ahora no canten, pero encantan.

¿Se considera un exiliado cubano?

Yo nunca me he considerado exiliado. Quizá porque no vivo en Miami. Quizá por tanta desesperación por salir de Cuba. Fue una ruptura. Yo era el único cubano en la escuela. En mi grupo había uruguayos, españoles, portugueses, peruanos, puertorriqueños, americanos. Y por esa variedad de culturas, gustos, religiones, en que viví mi adolescencia, es que me siento parte de esta gran mezcla que es la Gran Manzana.

Pero hay nostalgia cubana en muchas de sus canciones.

Descubrí la nostalgia a la tierra después de los 30 años, cuando comencé a trabajar con un grupo cultural cubano de Nueva Jersey. Fue entonces que escribí temas como Olvida, Guardarraya, Háblame de Jatibonico (que grabó Willie Chirino) y En este país, que tiene un estribillo que dice: "En este país nada es igual que en Cuba y el cubano se conforma pero nunca se transforma en este país…".

No se siente exiliado, pero añora las costumbres de Cuba, ¿quién le entiende?

Pasé mi adolescencia aquí, hablando inglés, y oyendo música americana. Una parte de mí se olvidó de Cuba, mientras la otra no quería olvidar. Creo que es una dicotomía de la que no puede escapar ningún cubano, escucha esto.

Cheín se sienta frente a una de las consolas, y como pez en el agua, acciona botones, y suena un danzón de maravillas, modernísimo, cantado por una voz acariciadora. ¿Quién es ese?, le pregunto.

Ahí me tienes, soy yo, cantando mis canciones. No me decías que cualquiera graba un disco en su casa. Pues con esta figurita, ¿qué esperanza tengo yo de que una disquera me grabe? Además, ahí tienes mi primera producción, un danzón titulado A mi abuela. Parece que en eso de ser cubano Dulce María Loynaz tenía razón: 'Se es de la tierra, como se es de la madre, sin previo acuerdo y sin posible arrepentimiento'.