¿Cuánto tiempo llevó la recogida de datos?

Varios años. Básicamente, fue una descarga de memorias e impresiones que tenía, una especie de exorcismo muy personal pero con mucho rigor en los datos, porque en ese aspecto soy muy exigente conmigo mismo.

Es el compendio de todo lo que he vivido desde el año 1959, las vivencias y experiencias de la revolución cubana.

Recuerdo a Fidel mirando el pedazo de una puerta, en abril de 1961, donde un miliciano había escrito su nombre. Durante muchos años, cuando era fidelista, me preguntaba qué tendría ese hombre en la cabeza sabiendo lo duro que debe haber sido para aquel joven, casi un niño, meter el dedo en sus vísceras y escribir su nombre con sangre.

Por eso, dedico ese libro no a Fidel Castro, sino a ese momento. La dedicatoria dice 'Mi nombre es tu sangre'. Eso lo explico en el II tomo.

Hay una carga emocional en este proceso, en el cual todos hemos participado, independientemente de cómo lo puedan calificar unos y otros. Es lo que trato de reflejar en esta obra.

¿Cómo hacerlo mejor que desde la propia perspectiva de Castro? En cuál momento él se quiebra, cuándo decide asumir determinadas ideas más del leninismo que del marxismo, cómo fue su aprendizaje en el gangsterismo y lo que esto puede haber ayudado a defenderse de cosas más románticas o etéreas del mismo marxismo.

Es la terrible combinación entre un comunista y un gangster de la Universidad de La Habana, como parte de su personalidad, y cómo él se valora en su pensamiento, cómo él ha dejado escapar, a veces, que nada le importa lo que suceda después de su muerte.

Esta es la tesis que se desarrolla en el libro, porque recuerdo una ocasión, durante una reunión en Palacio, que se plantearon problemas del futuro de la Isla y Fidel Castro dijo: 'Esos serán problemas de los que vengan detrás, no son asuntos míos'. Ese es el personaje que he tratado de dibujar y entender.

Un gran amigo mío desde que estaba en Cuba y que ahora está en el exilio, creo que trazó la mejor definición de esta obra: 'Este es un libro tan hijo de puta como es el propio Fidel Castro'.

En este libro se revela que, incluso antes del asalto al Cuartel Moncada, Castro ya está bajo la influencia de los comunistas, a través de Flavio Bravo…

En el seno del Partido Socialista Popular (PSP) existían dos tendencias, unos a favor de la lucha política reformista y un grupo que era favorable a la lucha armada.

En esa etapa histórica, el PSP es una organización que no se puede subestimar. Podemos decir que el ala militar estaba dirigida por Joaquín Ordoqui y el segundo era Flavio Bravo. Son comunistas que pueden ser gente muy despiadada, pero también políticos que perseguían determinados objetivos. El dictador Fulgencio Batista conocía perfectamente la existencia de estas dos alas del PSP.

Por eso, cuando el 26 de julio de 1953 el jefe del Cuartel Moncada, Alberto del Río Chaviano, le informa a Batista que tiene a todos los dirigentes comunistas en Santiago de Cuba, la reacción del dictador fue de gran sorpresa. Se justificaba la presencia allí porque habían estado celebrando, el 24 de julio, el cumpleaños de Blas Roca, pero Batista no se creía aquella historia.

El teniente del Ejército Pedro Sarría, un viejo militante comunista, es quien le salva la vida a Fidel.

El libro no es una novela, contiene la información más exacta que he podido recopilar. Relatos de muchas personas que vivieron y participaron en algunas de estas acciones y que tengo la libertad de hacerlas llegar al lector a través de la óptica de Fidel Castro.

En el tomo II encontrarán una relación muy exhaustiva de todas las fuentes que fueron consultadas.