www.cubaencuentro.com Viernes, 09 de septiembre de 2005

 
  Parte 2/3
 
«En Cuba se saltó de la mojigatería oficial al jineterismo»
La escuela cubana de plástica y el Miami artístico de hoy: Una entrevista con el pintor Gustavo Acosta
por EMILIO ICHIKAWA MORíN, Homestead
 

¿Y políticamente había diferencias entre esas facciones?

Liturgia
Liturgia en ausencia (Gustavo Acosta).

No. Para los implicados, no era política la cosa. No se puede decir, por ejemplo, que unos fueran revolucionarios y los otros no. Pero hubo un momento en que todo aquello se empezó a corromper, en que esa diferencia se empezó a matizar. Los pepillos, empiezan a bailar casino y, junto a los cheos, se deciden a escuchar a Julio Iglesias, Feliciano, Roberto Carlos. Los cheos empezaban a oír la Nueva Trova y a otros ésta le empezaba a sonar sospechosa. Y creo que todo esto era fruto de las arbitrariedades y prohibiciones, de todo género, que sobre todo se aplicaban a la música, y donde lo peor fue el desinterés de grupos y generaciones hacia la música y cultura cubanas. Entonces vino el programa aquel famoso Para bailar, que destruyó la "seriedad" de la frontera entre pepillos y cheos.

Recuerdo la vez que recomendó ver aquella pieza en la Galería Aqua Bella, en el último Art Basel, en Miami Beach. Era aquel cuadro del sobrino-nieto de Freud. Yo no entendí bien y me dijo que era porque habían verdades de gremio, cosas que en la pintura se hacen sólo para los demás pintores y no para el público general. ÀRecuerda eso?

Quizás eso es una exageración. Pero sí hay un factor de conocimiento que tiene que ver con la formación, con el entrenamiento. Eso es muy importante, haber experimentado casi en carne propia el desarrollo histórico del arte para entender con mayor claridad los vaivenes y sutilezas del arte contemporáneo. Mucho tiempo estudiando el arte, haciendo arte y discutiendo arte, crea códigos.

Uno confronta siempre la obra, con uno mismo y con los otros. Estas verdades de gremio, en ese sentido, existen; pero es una cosa de trabajo, de esfuerzo. Lo sientes porque lo exploras, te frustras y vuelves a empezar. Es una experiencia que otra gente no la puede tener. Pero igual hay personas con mucho ojo e inteligencia, que aunque nunca han hecho arte tienen el privilegio de llegar a él por otras vías y ya esto es casi místico, por eso es tan exclusivo.

He observado que a un pintor le es difícil opinar sobre otro pintor. Pero cuando la pregunta se hace específica, por ejemplo, cuando está ante el cuadro de otro pintor, Àpuede hablar elogiosamente de esa obra concreta?

Sí, seguro. Es más fácil hablar de un cuadro. Pero, en general, nosotros los cubanos no somos muy capaces de discriminar una cosa de otra. Si uno se ahorrara los elementos biográficos, políticos, etcétera, no estarías obligado a hablar de la persona: si fue o no a Cuba, si es o no castrista o anticastrista, gay, machista, ecologista, vegetariano, inteligente o bruto. Ante una obra debía ser diferente, y de hecho, lo es si logramos escaparnos de las circunstancias.

Otra cosa. Hoy se habla mucho de la microética. Por ejemplo. Un balsero jamás dirá que el guardacostas lo capturó a más de 5 millas de Miami o a menos de 50 millas de Cuba; si, por ejemplo, eres delantero del Real Madrid y te traspasan al Barcelona, no celebras el primer gol que anotas en el Santiago Bernabéu; o en el Camp Nou, si el traspaso es al revés. Hay centenares de ejemplos de microética, de moral local. ¿Existe también eso entre los pintores?

Deberían respetarse las reglas no escritas, que van más allá del arte. Pero en la concreta, es un desastre. Debe haber más respeto entre la gente, aunque se discrepe de cómo piense o de la validez de lo que hace otro artista. Hay gente que pone zancadillas, que irremediablemente envidia, pero así siempre ha sido la historia del mundo y el arte no es ajeno. Es que se trata de un modo de vivir bastante angustiante, el tiempo se va muy rápido también. No hay parámetros, es muy difícil de evaluar, no es como en la ciencia. El arte está lleno de angustias, tendencias, modas y, más recientemente, curadores, coleccionistas e instituciones que pueden poner de pronto a todo el sistema de cabeza. Así, como si nada.

¿Se puede inflar un pintor?

Sí, fácilmente, y también desinflar. Creo que no hay fórmulas. Lo que a uno lo sube al éxito total, a otro lo hunde. Es totalmente impredecible y hay muchas ofertas en el mercado.

En Miami hay un boom del negocio del "real estate". Teniendo en cuenta que cada pared que se levanta es como una nueva galería que aparece, ¿cree que el negocio de la construcción ha beneficiado el arte en Miami?

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