www.cubaencuentro.com Viernes, 09 de septiembre de 2005

 
  Parte 3/3
 
«En Cuba se saltó de la mojigatería oficial al jineterismo»
La escuela cubana de plástica y el Miami artístico de hoy: Una entrevista con el pintor Gustavo Acosta
por EMILIO ICHIKAWA MORíN, Homestead
 

Lo que sí ha cambiado en Mami, y que tiene que ver con el "real estate", es la visita continuada de la feria Art Basel. Se ha producido con ella un cambio positivo que beneficia a muchos, pero sobre todo a la ciudad, nuestra vapuleada ciudad. Con Art Basel es evidente un cambio en la dirección empresarial y cultural local, y eso a la larga ayudará a todo el mundo.

Y el hecho de que esté emigrando un sector social, básicamente venezolano y colombiano, con un gran poder adquisitivo, ¿beneficia a la pintura en Miami?

Cuando yo llegué a Miami era un fenómeno nuevo que estuvieran arribando brasileños. Eso fue a mediados de los noventa. Ya de eso no se habla. Se han integrado, están aquí y punto. Ya uno no sabe ni quiénes son. Le quitaron la banderita a los carros y se fusionaron. Después vino la ola argentina, que una parte se retiró, pero igual otros ya están integrados, entre ellos artistas y galeristas.

Cubanos siempre siguen llegando, de Cuba y otros lugares. Y qué pasa ahora, que hay mucho capital venezolano. Ellos han abierto el Teatro de Venevisión Internacional. Concretan otras instituciones nuevas, como el Miami Art Central (MAC), que hoy en día es de los lugares más importantes de la ciudad. Hay colecciones privadas que abren las puertas determinados días, o haciendo citas. El MAC es ya una institución élite, privada, de primera línea. Conozco de, por lo menos, otra institución de venezolanos que abrirá próximamente y va a hacer cosas importantes en esta ciudad.

En el Miami Design District y Wynwood hay una movida enorme de "real estate" que va a beneficiar al arte. Los dueños mismos, de manera visionaria, están interesados en que el arte participe en la génesis de estos proyectos y la ciudad se está viendo a sí misma, con un futuro por completo diferente a lo que hoy conocemos.

El exilio histórico compra arte, de ahí que pueda funcionar también como una base social de sus artistas, por ejemplo, de Umberto Calzada. O de Amelia, Portocarrero, que son, en esa clase, símbolos de estatus. La generación presente, los llegados en los últimos 15 años, por la propia educación en Cuba, sabe apreciar arte, gusta del arte, pero no compra. Entonces, ¿le falta base social a los artistas como usted?

Bueno sí, pero la verdad que sería injusto no reconocer que ese exilio histórico también se educa, cambia sus gustos y, de hecho, representa nuestra gran base económica y de interacción cultural con esta nación. Por ejemplo, Arturo Mosquera. Él es uno de los que han llevado el coleccionismo cubanoamericano a otro nivel. Es un profesional, un dentista que dedica recursos importantes de sus ingresos a crear una colección y, a la vez, a que esa colección esté viva, que interactúe con la gente de esta ciudad, con sus pacientes. A la vez, es de los coleccionistas más tenaces en su propósito de insertar en las instituciones norteamericanas la obra de los artistas cubanos.

Y algo muy importante. Arturo Mosquera no es un coleccionista "naïf". Igual que compra arte, organiza mesas de reuniones teóricas de muy buen nivel…

Sí, lo sé; aunque no he participado. Se ha arriesgado a hacer estos eventos sobre arte contemporáneo cubano, que son como pequeñas guerras mundiales, pero que a la vez han sido la gran laguna para la comprensión, por parte del público, de este nuevo sector del exilio o de la cultura cubana, como más te guste. Como Mosquera, hay otra gente que hace cosas importantes; pero él, del grupo de coleccionistas, es un caso especial, pues va mucho más allá.

A principios de los noventa hubo un Art Miami muy importante, con presencia de nuevos artistas cubanos. Hubo un notable éxito en todos los sentidos, pero después todo esto se diluyó, se perdió, nos distanciamos. Parece (y excúsame la paranoia) como algo que se hizo a propósito. Por ejemplo, una de las cosas que más se dice en Cuba es que la "generación del ochenta" se perdió en el exilio.

Últimamente me parece que se le está viendo resucitar, aunque no existe una nación detrás de nuestros pequeños proyectos, como el de la galería Nina Menocal en la feria Arte América de abril, van siendo como latidos. Allí se presentó una buena parte de nuestra generación, que sigue trabajando desde los lugares mas distantes. Ahí estuvimos representados Tomás Esson, Arturo Cuenca, Carlos Cárdenas, Carlos García, Pedro Vizcaíno, Ana Albertina Delgado, Bedia y otros.

Por otras galerías se veían a unos cuantos más. De la gente que admiro y que están en plenitud de facultades, faltaban muchos. Pero están en activo, trabajan y están por ahí. La muestra de la Galería Nina Menocal la preparó Juan Luis Morales, un excelente arquitecto residente en París, que lleva junto a su esposa, Teresa Ayuso, el proyecto Atelier Morales.

También llama la atención la colección personal que tiene en su casa. Creo que son artistas que doblan la condición de profesionales admirados y gente querida, grandes amigos algunos.

Sí. Ahí están Guido Llinás, Jesús Rivera, Carlos González, Ramón Alejandro, Arturo Cuenca, Gory, Bedia. Algunos han caído literalmente del cielo, como un Tomás Sánchez. Otros los he cambiado, sobre todo mi esposa ha decidido comprar alguno. En Cuba nos regalábamos unos a otros todo el tiempo. Si tuviera suficiente dinero me gustaría coleccionar al arte cubano abstracto de los cincuenta.

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