Cuando visité por primera vez al escritor cubano Norberto Fuentes, en octubre de 2002, en el refrigerado despacho del apartamento que ocupa en Coral Gables, tuve el privilegio de hojear los primeros bocetos de los temas que abordaría La autobiografía de Fidel Castro.

Escritor Norberto Fuentes.

Fuentes ha realizado una investigación exhaustiva acerca de un personaje que marca la historia de Cuba desde hace cinco décadas. Penetra en los entresijos de la personalidad del mandatario cubano, para demostrar cómo fue importante en su vida la etapa del gangsterismo en la Universidad de La Habana y sus primeros contactos con el marxismo leninismo, o los choques con el Che Guevara.

Durante años, Fuentes vivió obcecado con este proyecto, a veces encerrado en su despacho, sin atender las llamadas telefónicas ni responder los mensajes del correo electrónico.

El lanzamiento del segundo tomo de la autobiografía, que tiene como título El poder absoluto e insuficiente (el Tomo I se llamó El paraíso de los otros), está previsto para que se realice en España durante el otoño de este año. Promete revelaciones aún más polémicas que las contenidas en el primero, un libro que se lee con una mezcla de placer literario y repudio por el personaje principal de la obra. Fuentes se coloca tan bien en la piel y el pensamiento íntimo de Castro que, a veces, se tiene la sensación de que se leen las verdaderas reacciones del dirigente cubano y no las imaginadas por el escritor.

¿Cómo surgió la idea de escribir 'La autobiografía de Fidel Castro'?

La idea es de Basilio Baltazar, que fue el editor del libro Dulces Guerreros Cubanos. Durante la preparación de ese libro conversamos mucho y él me dijo: 'Tú tienes que escribir la autobiografía de Fidel Castro'. Eso lo explico ahora, en la nota que aparecerá al final del II tomo.

La idea me encantó desde el principio y se convirtió en mi gran proyecto. Primero, pensé en un libro más ligero, en el cual capturase la memoria colectiva del país, los hechos que yo conocía, los que conseguía de los relatos de otras personas y con eso elaborar una especie de memoria de Fidel Castro.

Tomé la idea en lo que me parecía su verdadera esencia, que era el componente del desafío. En la literatura me fascinan los desafíos.

El escritor norteamericano Norman Mailer ha dicho que lo más extraordinario de la literatura es cuando él escribe sus relatos y descubre cosas que él no sabía que estaban en sus conocimientos. Yo me planteé el proceso al revés: partir del descubrimiento de datos y hechos conocidos, e imaginando mi contacto con el lector, a quien le ofrezco determinadas claves en el libro.

¿Se ha podido meter en la piel y la mentalidad de Fidel Castro?

Creo que conozco bien al personaje. Involuntariamente, desde que tenía quince años lo escuchaba y estudiaba sus comparecencias en la televisión.

Estuve junto a él exactamente el 9 de enero de 1959, por primera vez. Pasó en el auto lentamente y yo estaba con un grupo de jóvenes y niños, todos vestidos con los uniformes de boy scouts. Nos llevó hasta el entonces hotel Havana Hilton y subimos en el ascensor a uno de los últimos pisos. En realidad, lo que él quería era que unos periodistas norteamericanos, que estaban allí, tomaran fotos de él junto a niños cubanos y, mejor aún, si estaban vestidos así. Entonces, se puso a arreglarnos las pañoletas, bueno, a posar como hacen todos los políticos.