www.cubaencuentro.com Viernes, 28 de octubre de 2005

 
  Parte 1/5
 
'Cuba está en mi mente, pero vacía de gentes'
El pintor Humberto Calzada, una de las personalidades más influyentes del exilio cubano en Estados Unidos, al habla con 'Encuentro en la Red'.
por EMILIO ICHIKAWA MORíN, Homestead
 

Humberto Calzada es ingeniero de formación y artista de profesión y aptitud. Una de las personalidades más influyentes del exilio cubano en Estados Unidos, sus obras son altamente cotizadas y simbolizan la presencia cubana en importantes instituciones culturales como la Cuban Heritage Collection de la Universidad de Miami y el Colegio de Jesuitas de Belén, en esta ciudad floridana.

H. Calzada
Humberto Calzada.

Calzada ha ganado dos veces la Cintas Fellowship y la Painting Fellowship de la Division of Cultural Affairs del Estado de La Florida. Su última exposición personal ha sido Cuba: La Hora Azul (ICCAS-Universidad de Miami). Residente en Estados Unidos desde 1960, conversa ampliamente con Encuentro en la Red.

El universo mental de un artista es algo que me interesa mucho. Eso me lleva casi siempre a indagar por los estudios, las escuelas, las lecturas. Hace poco Gustavo Acosta ha certificado algo que puede percibirse en su obra: una relación bastante estrecha con la literatura de Borges. Incluso obras y exhibiciones de Acosta han llevado títulos del escritor argentino. ¿Hay alguna influencia literaria en su trabajo, en su manera de hacer arte?

No. La única época en que mi pintura obedece un poco a las lecturas, a algún texto, es cuando ya a los 4 ó 5 años que estoy dedicándome profesionalmente a pintar me da por pintar escaleras, paredes sin techos, que daban como unos escenarios arquitectónicos inventados y abiertos. Eso obedecía efectivamente a algunos textos que estaba leyendo, en especial, The poetic of space, de Gastón Bachelard, y The art of memory, de Frances Yates; son libros que hablan de la relación directa entre el espacio y el intelecto, la memoria. Parece que nuestros recuerdos están fijados en evocaciones arquitectónicas; uno pone los recuerdos en los espacios donde sucedieron. También hay una relación desde los griegos, mantenida en el medioevo, donde se rememoraban versos según el espacio. Le llamaban a esto "el teatro de la memoria". Basado en esos libros hice muchas cosas en pintura, en esa etapa sí.

En su pintura, efectivamente, hay mucha presencia arquitectónica. ¿Usted estudió arquitectura…?

No, estudié ingeniería industrial. No tiene nada que ver con la arquitectura.

La idea, perceptible en la crítica, de que la ingeniería influye en su obra se puede dar por correcta. Ahora bien, ¿se debe al uso del espacio, a la construcción, la técnica, el dibujo, al exacto sentido de los trazos…?

Sí, puede ser en la técnica; porque en otras cosas no tiene mucho que ver. En ingeniería industrial el dibujo que se da es en dos semestres: un semestre de Dibujo Mecánico, que es tomar una pieza y dibujarla desde diferentes perspectivas, pero siempre la misma pieza; y otro semestre de Geometría Descriptiva, que incluye una semana de perspectiva, que es bien teórico.

Ahí hay que tener un concepto del espacio, pero es muy abstracto; por ejemplo, tienes que trabajar con planos, líneas paralelas y no paralelas… elementos que después utilizas en la construcción, etc. Había un propósito ingenieril o científico detrás de todo esto, no artístico propiamente. No tenía que ver con la arquitectura. Tal vez la manera en que yo expreso lo arquitectónico, con líneas tan nítidas, tendría que ver con la ingeniería, pero eso no es conciente.

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