www.cubaencuentro.com Viernes, 28 de octubre de 2005

 
  Parte 5/5
 
'Cuba está en mi mente, pero vacía de gentes'
El pintor Humberto Calzada, una de las personalidades más influyentes del exilio cubano en Estados Unidos, al habla con 'Encuentro en la Red'.
por EMILIO ICHIKAWA MORíN, Homestead
 

En los últimos tiempos he logrado obtener entre algunos amigos eso que se llama "señas de vocación", es como "señas de identidad", como decía Goytisolo, pero más personal. José Ángel Navarro, el músico, me dijo que siendo niño le dijo a su madre que le gustaba la música que no tuviera palabras; y Salvat, el editor, que allá en Sagua la Grande, la única cuenta libre que le dejaba el padre era la de los libros. ¿Recuerda usted alguna seña destinal respecto a la pintura?

No de la pintura. Pero sí recuerdo que me gustaba mucho la arquitectura y los muebles. Tenía un tío que era coleccionista de muebles coloniales cubanos. Me gustaba la forma. La pintura me era fácil, pero no me dejaban estar dibujando todo el tiempo.

Es interesante porque hay muebles en su pintura. Como en Lam, que tiene una silla muy famosa. Usted tiene toda una mueblería.

Ahora la uso más. Al principio la usaba, pero no como ahora. Estoy llenando con muebles algunos espacios vacíos.

Bueno, sin pretender hacer psicoanálisis, ahí hay una silla, que es sólo una silla…

No, no, la silla es para dar una presencia humana indirecta. Ya no es una casa vacía si hay una silla. Ahora hay personas, están en los objetos de los que se ausentan. Introduzco la presencia humana a través de objetos, de muebles.

Ahora sí se puso teórico…

Ja…

¿Y por qué no pone a la gente?

Porque Cuba está en mi mente, pero está vacía de gentes. Date cuenta que en la Cuba de hoy yo no conozco a nadie, a casi nadie. Una vez pinté a una persona pero la tapé, una sombra y la cubrí, me pareció como una rara intrusión. Fíjate en la foto del comedor que teníamos en Cuba que tengo en el estudio. En la foto de la izquierda hay gentes, en la foto de la derecha no hay nadie. La casa, el espacio vacío, incita al espectador a entrar, es más íntima la relación. Cuando voy a museos no miro mucho los retratos, los cuadros con gentes; miro paisajes, arquitecturas.

¿Con qué pintor cubano tiene conexión en su obra?

Con Amelia Peláez, con Emilio Sánchez.

Recuerdo que un día le llamé desde Nueva York cuando vi la obra de Sánchez.

Sí, porque Emilio Sánchez pinta el mismo tema; él es anterior pero no sabía lo que él hacía cuando empecé. Si te fijas en su obra, te das cuenta que su visión es mucho más americanizada, él vivió siempre aquí, vino de cuatro años para acá. Una casa de madera pintada por él se parece más a una casa de los Hamptoms que a una casa cubana; lo mismo pasa con los cielos.

Además, él usa el óleo y usted el acrílico.

Sí, son fantásticos sus trabajos. El día que pueda trataré de comprarme una de sus obras. Sus colores son más nórdicos, a él le interesa más la casa de madera. Yo también he hecho algunas, pero me interesa más la mampostería, con el vitral y la teja. Otros pintores cubanos que me gustan son Carlos Enríquez, Agustín Fernández, Julio Larra, Gustavo Acosta. Y María Brito. Un excelente ser humano, con un trabajo difícil y muy valioso.

Usted ha dicho que debió vivir en Cuba mucho más…

Sí, me hubiera gustado haberme ido con un poco más de edad, para haber asimilado más todo aquello. Uno siente a veces que pudo tener varias vidas. Una si se hubiera quedado, otra si se hubiera ido. Son posibilidades. No sé hasta qué punto uno puede elegir su destino. En mi casa se creía mucho en eso del destino, yo no tanto, pero quizás.

Algún mensaje a los artistas formados por la revolución, gente con otra mirada, otra historia…

Yo he redescubierto a Cuba compartiendo con gentes que ha llegado en los últimos tiempos. Me nutro con ellos, asimilo cosas. Siento que Estados Unidos nos ha cambiado más a nosotros que el castrismo a ellos, a ustedes. A pesar de todo, ustedes se parecen más al cubano que yo conocí de antes, que nosotros. A los que llegan les digo que aquí tienen un amigo, que las puertas de mi casa y de mi estudio están abiertas para ellos. Dentro de nuestras normas de la Cuba de siempre, repito, mi casa está a disposición de los hermanos que lleguen.

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3. Ese mercado...
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5. En los últimos...
   
 
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