www.cubaencuentro.com Viernes, 28 de octubre de 2005

 
  Parte 3/4
 
Para Bailar con Salvador
Salvador Blanco, el popular animador que hizo época en la televisión cubana, cuenta su historia de estrella, preso y exiliado.
por IVETTE LEYVA MARTíNEZ, Miami
 

¿Cómo es que cae preso?

Me iba en un viaje turístico y al mismo tiempo iba a hacer algunas presentaciones en la televisión de Checoslovaquia. Pensaba quedarme al regreso, en la escala de Canadá.

Pero sucede un imprevisto. Mi padrastro, que era psiquiatra de los servicios de contrainteligencia en aquel momento, recibe la visita de un antiguo amigo, profesor emérito de la Universidad de Santiago de Cuba, quien había mantenido oculta su fe católica. El profesor le cuenta que lo cogieron en una iglesia y lo sacaron de la universidad. Mi padrastro se solidariza con él y le dice: 'doctor, ¿por qué no hace lo que vamos a hacer nosotros?'.

El profesor pensó que mi padrastro le estaba haciendo un trabajo para la Seguridad del Estado y cuando llegó a Santiago de Cuba lo primero que hizo fue denunciar nuestro plan de desertar. Por entonces, yo seguía en Para Bailar pero ya casi sin participación, hasta que un día me dijeron que en la grabación siguiente no podía participar y, poco después, me llevaron preso para Villa Marista. No vi más el sol hasta nueve meses después de mi arresto.

Eso fue en 1982. Nos metieron presos a mi mamá, mi padrastro, a mí y a un amigo. Mi padrastro estuvo preso igual que yo, tres años, y mi mamá estuvo presa un año y algo más. Me hicieron el juicio como al año y pico de estar preso. Como a tanta gente, primero me acusaron de espía "XR60H22" de la CIA, después de intento de salida ilegal del país y de algo parecido al desacato al comandante en jefe.

Usaron los pasajes de avión, hubo testigos en contra, gente que ni sabía que nos queríamos ir pero que los pusieron ahí y declararon, gente que nos visitaba, que aparentemente era amiga. Me 'echaron' tres años por salida ilegal, el máximo establecido por la ley. Los pasé todos en el Combinado del Este con los presos comunes.

¿Tuvo problemas allí?

Tuve una bronca que creo fue algo premeditado, con un preso común, y para colmo el tipo era más fuerte que yo y a quien aguantan los guardias es a mí. Tengo aquí una herida en la cara, de 21 puntos [apunta al lado derecho, debajo del pómulo]. Fue con un piñazo. Me llevaron para el hospital, tenía el pómulo salido.

Pero no se le nota…

Porque gracias a Dios había un buen cirujano ahí. La celda de castigo donde me mandaron estaba al lado de las galeras de los homosexuales. Había un médico que estaba castigado ahí, lo llamaban "La Doctora", y lo dejaban trabajar como enfermero. Me traía las cremas para que la herida no se me infectara. Así y todo me llevaron a una de las galeras más sucias e infernales que te puedas imaginar, donde el día anterior se había ahorcado un individuo.

Aparte de tapiada, el inodoro lo habían ido rompiendo, porque una astilla de cerámica es una arma tremenda. Y si resbalabas en ese moho, si caías en esa putrefacción con los puntos, la infección era segura. Por períodos largos tomé agua donde mismo había defecado y orinado, en el Combinado y en Villa Marista.

Pensé que allí eran un poco mejores las condiciones…

No, Villa Marista es del carajo. La celda es como una plancha como la que se usa para asar los puercos, con una tira de colchón. Ahí la pila del agua tiene un pie de separación del hueco donde haces las necesidades.

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