Mina Bárcenas (La Habana, 1965) "está haciendo a principios del siglo XXI lo que se esperaba que los jóvenes fotógrafos cubanos hicieran a principios de la década de los noventa", expresa el crítico Juan Antonio Molina en el catálogo a la exposición Territorio de nadie (octubre, 2003-enero, 2004), exhibida en el Museo de Arte Contemporáneo Ateneo de Yucatán.

Molina dice que esta condición "da un aire retrospectivo" a la obra de Bárcenas y "le permite llegar con mucha más madurez a los resultados esperados", por lo que no se trata de una creación "inoportuna ni retrasada", sino que aparece "en el momento exacto".

En su opinión, la obra más reciente de la artista "puede verse incluso como original, a pesar de la serie de alusiones, conexiones y citas que la constituyen".

Bárcenas "ha logrado un conjunto de imágenes que la definen como fotógrafa, que le dan una identidad y un sentido al trabajo que ha realizado durante los últimos diez años, y que sirven para resumir también el trabajo de la generación a que pertenece", indica Molina.

Las imágenes que integran la exposición son trabajadas con un "tratamiento frontal, duro y frío", y los textos que las acompañan —a manera de pie de foto— "ofrecen información colateral", no como simple referencia informativa, sino como "resumen de la relación vivencial entre la fotógrafa y dichos sitios".

Lo mejor de la poética de la artista, resume Molina, es "su capacidad de confrontación y provocación"

En estas imágenes "no aparecen seres humanos, solamente cosas". De ahí que el crítico advierta que "estamos frente a una colección de atributos, de marcas que han moldeado la identidad de varias generaciones, y que son obviamente las que persisten en la memoria colectiva".

Territorio de nadie deviene "revisión de la fotografía cubana de las últimas décadas —añade Molina—. Tiene un sentido de ruptura y continuidad que le da sustento, una tradición a la que asirse y con la cual dialogar".

El crítico comenta que es también una "obra localista, porque 'localiza', porque crea un contexto de tiempo y espacio para el referente". "Si hay un relato histórico aquí, sería más bien en relación con una posible historia de los afectos".

"La migración es la circunstancia personal que determina la intensidad" de las fotos de Bárcenas, quien "rescata una zona de la memoria colectiva y le da un lugar fuera del ámbito oficial".

Ella "no expresa el sentimiento de pérdida propio de la nostalgia", sino "de apropiación", sostiene Molina como colofón.

Mina Bárcenas se graduó en ingeniería informática, en La Habana, en 1988. Y entre 1998 y 1999 estudió diseño gráfico en Mérida, Yucatán.

Se inició como fotógrafa de forma autodidacta en 1990, y desde entonces ha cursado diferentes talleres de fotografía y diseño gráfico, en la Isla y en México. Cuenta en su haber con varias exposiciones personales y colectivas, además de recibir distinciones en México y Perú.