www.cubaencuentro.com Martes, 29 de abril de 2003

 
  Parte 1/5
 
Carta a Santa Brígida de Suecia
por RAMóN FERNáNDEZ LARREA, Barcelona
 

Combactiva, profética, peregrinera Santa Brígida de Suecia:

Puede parecer una exageración, pero usted nació en 1302, quedó huérfana de madre en 1315, se casó en el 16, y tuvo ocho hijos, todo eso en sueco, de prisa, con fervor y rubicundidad. Luego hay quien se pregunta cómo su país está tan desarrollado. Su padre era gobernador de Uplandia, y su mamá se llamaba Ingeborg. Era hija de otro gobernador, en este caso de Gotlandia. El padre suyo de usted, en lo que gobernaba, seguía llamándose Birgerio. Es sólo un detalle sin importancia, pero quise dejar claro lo sometida al poder que estuvo usted desde que conoció este mundo tan frío. Dicen que a los siete años tuvo una visión de la Reina de los Cielos. Yo andaba por esa edad cuando visioné a la de Copas, y no imagina la de barras que me trajo posteriormente. Cuentan además, que a los diez, con suecos a los lados y en los pieses, soñó que veía al Señor clavado en la cruz y le escuchó estas palabras:

Señor: -"Mira en qué estado estoy, hija mía".

Usted niña: -"¿Quién os ha hecho eso, Señor?".

Señor: -"Los que me desprecian y se burlan de mi amor".

A mí me sucedió algo parecido pero con más calor. Un día arribé a mi casa —no era que venía de arriba de nadie, no— y vi a un tío mío, tirado en un rincón todo estrujado y deprimido, más lo uno que lo otro y viceversa. Me dijo algo parecido al estado en que estaba, o tal vez preguntó en voz alta en qué estado vivía. Yo me atreví a preguntarle quién lo había puesto así, y masculló algo como que había sido el Estado. Por intermedio del Administrador y el Secretario del Partido del taller donde había trabajado hasta ese día. La diferencia estribaba en que su taller era de carpintería. Cristo tenía solamente tres clavos, pero a él, el jefe del Sector le decomisó dos libras que llevaba en un cartucho, con lo que no me explico qué podía ser peor. Ya más crecidito, y a pesar del calor, reflexioné que en un estado donde no se podían conseguir tres puñeteros clavos, era el perfecto para que hubiera vivido Cristo, pero no mi tío. Entre un calamitoso estado y un estado calamitoso hay sus buenos tres clavos de diferencia, y gente que se burla de nuestro amor. Claro que si las cosas fueran menos herrumbrosas mi tío no hubiera andado deprimido, el establo no se habría dado de alta como lucrativa empresa y usted jamás habría tenido ese impresionante diálogo de su visión infantil.

1. Inicio
2. Pero hay más...
3. Esas voces interiores...
4. Allí mismo...
5. Cuando comencé...
   
 
EnviarImprimir
 
 
En Esta Sección
Carta a John Lennon
RFL, Barcelona
Carta a Richard Sorge
Carta a Miguel Ballester
Pollo a la escaramuza
ENRISCO, New Jersey
Carta a Armando Menocal
RAMóN FERNáNDEZ LARREA, Barcelona
Carta a la dueña de la Finca de los Monos
RFL, Barcelona
Editoriales
Sociedad
Cultura
Internacional
Deporte
Opinión
Desde
Entrevista
Buscador
Cartas
Convocatorias
Humor
Enlaces
Prensa
Documentos De Consulta
Ediciones
 
Nosotros Contacto Derechos Subir