www.cubaencuentro.com Martes, 07 de octubre de 2003

 
Parte 1/4
 
Carta a Ñico Saquito
por RAMóN FERNáNDEZ LARREA, Barcelona
 

Guarachista y compaygallo Ñico Saquito, alias Antonio Fernández:

No voy a negarle que el hecho de escribirle ahora tiene mucho de textil y de sastrería, y que ha influido de alguna manera el otoño que ha puesto la Unión Europea así de pronto, sin avisar, luego de un verano asfixiante. Lo del verano lo dejaremos para luego, como de postre nacional. Resulta que acabo de escribirle a un partiota cubano de apellido Saco. Con el esfuerzo y estas
Ñico Saquito
lluvias repentinas, como que se me ha encogido un poco el alma y, con ella, la prenda que la revestía. Es para que usted aprenda. De Saco a Saquito sólo va un enjuague —que en bayamés se dice enjagüe—, y ya ve por dónde viene mi pitorreo cantoril.

Da la casualidad, a la que pintan sin cabellera y nombran también coincidencia, que soy guarachero y del Oriente indómito. De ahí que tirara siempre a majá todo intento de orientación; y ahí andaba el píritu burlón, el alma almacenada, la esencia de la guaracha, que, en mis tiempos mozos sírvame en la copa rota, era pura guachipupa, líquido de freno, y había que reírse para no parecer una Magdalena. La esencia, digo.

Como muchos bichos de su creación, que son tratados filosóficos, como veremos más tarde si seguimos disparateando y pasamos por el optometrista. A propósito de esto, confieso que cada día estoy peor de la vista, cosa que me quita la esperanza de que alguna vez me incluya Ry Cooder en alguna movida suya, cuando comience yo a ser feliz y a vivir con absoluto y despreocupado desenfreno, si logro llegar a los ochenta. Este dato demuestra que todo —hasta el porvenir— lo veo borroso. Si lo viera Barroso, al menos me consolaría la música, y así me buscaba contrata de Abelardito, que es como un Gilbertico más europeo.

El problema comenzó bajo el sol de la Isla, porque, mire que por mucho que miraba para adelante, para los lados y para arriba, no me daba cuenta de cómo eran las cosas, a pesar de que cuando lograba que de la ducha saliera algo más que un mensaje de algún submarino soviético en peligro, cantaba —pobre de mí— aquello suyo que dice: "Me tenían amarrao con P/ me tenían, pero me solté". Eso ha ido a más y a peor: mi visión del mundo es peligrosísima, y eso no se extirpa ni se remedia, ni con láser. Lacerado ya voy. Y mucho.

Estuve dos veces cerca de usted. En lo físico, digo. La primera fue allá en los lejanos y locos años setenta, acabadito yo de comenzar aquel tratamiento para crecer que me recomendó un amigo, y que consistía en ingerir constantemente derivados líquidos de la caña. Era de noche y llovía. El ron rajaba las piedras. Yo estaba en La Bodeguita del Medio, antes de que se convirtiera en La Bodeguita del Miedo, cuando le invadió la verde maleza del fulanguengue.

Recuerdo que me apresuraba, previéndolo. Iba lento, vaso a vaso, haciéndole daño al enemigo, para vaciar sus despensas y que encontraran aquello lo más seco posible. Y entonces le vi llegar. Pequeñajo como yo. Asombrado como yo. Cordial como yo, que a esa edad ya me habían salido los cordiales en las encías. No imagina el esfuerzo que hice para levantarme y saludarlo, porque el tratamiento para aumentar la estatura no se notaba mucho, pero costaba trabajo mantenerse en pie, tal vez por la crecedera de los huesos. Abrí los brazos para estrechar en ellos su breve figura, aguanté el aire para no emborracharlo en ayunas y... todo inútil. Me fue imposible. Cuando logré dar dos coherentes pasos, ya le tenía Alejandro García, Virulo, como incluido en su cuerpo de baile, es decir, lo abrazaba, zarandeaba y mostraba su joven afecto, muy afectado. Así quedé yo también, afectadísimo. Pero alcé las cejas y no cejé.

1. Inicio
2. La segunda fue ya...
3. Soy su deudor...
4. No lo imagino a usted...
   
 
EnviarImprimir
 
 
En Esta Sección
Carta a don Agapito Resóplez
RFL, Barcelona
Carta a la Condesa de Merlín (II)
Yo, el mejor de todos
JOSé H. FERNáNDEZ, La Habana
Carta a la Condesa de Merlín
RAMóN FERNáNDEZ LARREA, Barcelona
Novedades de toda la vida
ENRISCO, Nueva Jersey
Carta a José Antonio Saco (II)
RAMóN FERNáNDEZ LARREA, Barcelona
Editoriales
Sociedad
Cultura
Internacional
Deporte
Opinión
Desde
Entrevista
Buscador
Cartas
Convocatorias
Humor
Enlaces
Prensa
Documentos De Consulta
Ediciones
 
Nosotros Contacto Derechos Subir