Erróneamente, incluso los que consideran al Comandante un genio político, suelen pensar que él es malo para los negocios. Suponen que en el hipotético caso de que 1) el excremento humano adquiera en el mercado mundial un valor comparable con el del uranio y 2) el Comandante decida convertirse en líder del sector llamando a toda la población cubana a contribuir con su aporte productivo (basándose en la sólida tradición nacional en esa materia), los resultados más probables serán:

Castro habla y dos millones de personas esperan para ver la telenovela de turno.

a) Luego de meses de alimentación especial para incrementar la producción de excrementos, los cubanos quedarán irremediablemente estreñidos.

b) La auténtica mierda cubana será reemplazada en el mercado mundial por algún sucedáneo taiwanés más apestoso y fácil de trasportar.

c) El gobierno cubano, al constatar la inutilidad productiva de los culos nacionales, hará una recogida de estos para destinarlos al turismo reconvertidos en piezas de exhibición del Museo Nacional de la Mierda.

El talento mercantil del Comandante es difícil de demostrar, como no sea citando el intercambio que tiene con Hugo Chávez de médicos cubanos por petróleo venezolano. Pero claro, dirán los otros, eso es porque el Comandante paga con médicos tasados a precio de mercado mundial, porque si los vendiera de acuerdo al sueldo que ganan en la Isla, la graduación anual de médicos no alcanzaría para que el Mercedes del Comandante le diera la vuelta a La Habana.

El problema de ese tipo de razonamiento es que no tiene en cuenta el negocio en que el Comandante no tiene rival: la compra de tiempo. Pero de Tiempo en el Poder (TeeP), porque sin poder —y eso lo sabe el Comandante mejor que nadie— el tiempo —y la vida— carece de sentido. Al final, todo queda como una cuestión filosófica y sentimental. Y de autoestima, porque sólo el poder puede hacernos creer que gritando frente a un mapa y un teléfono, en La Habana, podemos ganar un batalla en África.

Nada como el poder para resolver nuestras carencias comunicativas: con poder suficiente uno puede estar diciendo boberías durante horas, con la esperanza de ser escuchado por dos millones de personas que esperan pacientemente para ver su telenovela de turno.

Cómo comprar Tiempo en el Poder

El sentido de la adquisición de tiempo en el poder está en que si alguien no da por sentado que Fidel Castro no estará automáticamente en el poder hasta su muerte es… el propio Comandante en Jefe. Él sabe que el mejor tiempo que existe, el TeeP, no es gratuito y, como mismo pasa con los teléfonos públicos, tienes que pagar cada minuto o se te acaba.