www.cubaencuentro.com Viernes, 09 de septiembre de 2005

 
  Parte 1/2
 
La fuerza del espíritu
Espiritistas y santeros uníos: ¿Intenta el Comandante comunicarse con el más allá?
por ENRISCO, Nueva Jersey
 

Hay que reconocer que la revolución es ante todo un hecho espiritual. Mucho materialismo dialéctico, pero al final es la materia la que sale perdiendo, desde los edificios de Centro Habana hasta el batido de guanábana. Y quien dice materia, dice luz (eléctrica), que no es materia, pero es como si lo fuera. Al final, siempre lo que queda es mucho espíritu: de sacrificio, de lucha o de superación. O Espíritu Santo, cuando la cosa se pone más dura todavía.

Santería
Santería (Kenneth McGough, 2001).

Puede que Konstantinov tuviera razón con su Manual y la materia venga primero que la conciencia. Pero los cubanos hemos aprendido que la materia se acaba enseguida, mientras que la conciencia la tenemos doble. Está la conciencia de agitar banderitas en las manifestaciones de apoyo al gobierno y la otra, que más que conciencia parece una brújula, porque siempre termina apuntando hacia el norte.

Por eso no es de extrañar que el mes pasado el gobierno cubano haya decidido reunirse con los espiritistas y santeros. En el periódico Tribuna de La Habana apareció este titular: "Líderes espiritistas intercambian con el Partido y el Gobierno capitalinos". El encuentro, con la presencia de asociaciones religiosas y fraternales, "tuvo lugar en el Parque Lenin, al sur de la ciudad, en el monumento que lleva su nombre".

Oséase, un encuentro entre dirigentes del Partido Comunista y espiritistas y abakuás, público, a plena luz del día y a la sombra de una estatua de Lenin. Todo un símbolo. Pese a todo lo que pudieran tener en común, no se veía una combinación así desde que Guillén publicara en 1942 aquello de "Stalin, Capitán, a quien Changó proteja y a quien resguarde Ochún", cuando Batista, El Indio, era presidente y los ñángaras le sacrificaban gallinas y tres o cuatro principios. Ya era hora de que el marxismo-leninismo aceptara la necesidad de una alianza obrero-espiritista, porque lo que son los campesinos, cada vez venden más caras las cebollas-carne de puerco.

Siempre hay alguien que se sorprende de una reunión así. Y dice que hubo un tiempo en que los seguidores de Alan Kardec no eran los seres mejor vistos por las más altas instancias del Partido.

Anticipándose a estos comentarios capciosos, un alto funcionario del Partido declaró que "la revolución siempre ha tenido como línea de trabajo el intercambio de opiniones con todos los sectores de la sociedad". Y eso es verdad. A veces el intercambio de opiniones ocurre en el Parque Lenin y a veces en Villa Marista, pero no se puede negar que a la revolución siempre le ha interesado intercambiar con todo el mundo. En Cuba, nadie se puede quejar de falta de intercambios con la revolución. En todo caso, de falta de comodidad. Porque no es lo mismo el Palacio de las Convenciones que el Combinado del Este: según la prensa cubana, en el Combinado del Este se pasa bastante mejor.

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